Agentes de la Policía Nacional llevaron a cabo en la madrugada del domingo una complicada intervención en los acantilados del Recinto. Complicada pero que resultó con éxito, ya que se pudo detener a un marroquí autor de un robo en una vivienda cercana así como recuperar lo que había sustraído. Como telón de fondo de esta historia, los acantilados y las cuevas que emplean los delincuentes para esconderse de la acción policial.
Los hechos a los que hace referencia este suceso se produjeron de madrugada, pasadas las dos, periodo que escogió el joven, A.B., de 26 años, con varios antecedentes por hechos similares en Ceuta y la península y que usaba hasta diez identidades distintas, para adentrarse en una casa del Recinto aprovechando que hay situado a su lado un andamio de obra. Éste le sirvió para trepar y adentrarse en la casa, llevándose del interior un ordenador portátil. No obstante la jugada no le salió bien, ya que la Policía Nacional tuvo conocimiento de lo que había sucedido tras la llamada de una residente de la casa, montando un dispositivo para conseguir interceptar al autor. La mujer sorprendió al caco, que incluso intentó acercarse a ella en modo amenazante, aunque sus gritos le hicieron cambiar de idea. Varios zetas del Cuerpo recorrieron palmo a palmo los acantilados para poder practicar el arresto. La labor no fue nada fácil, ya que el ladrón consiguió, en primera instancia, escaparse tras ser localizado por los agentes. Lo que sí consiguieron, en este primer intento, fue localizar el ordenador robado, que estaba escondido en la cueva.
La oscuridad y lo complicado de la zona hizo que las labores se complicaran, así que hubo que contar con el apoyo de la Guardia Civil para que así, a través de sus cámaras térmicas, localizaran la zona en donde podía estar escondido el ladrón. La cámara térmica utilizada por las patrullas marcó la zona en donde presumiblemente estaba el caco, ya que es capaz de detectar los puntos de calor, sirviendo de apoyo a la Policía para que, esta vez sí, practicaran el arresto. Según la Policía el mismo fue complicado, ya que el ladrón estaba muy escondido en los acantilados, detrás de una roca y metido, en parte, en el agua. En el operativo intervinieron varios zetas de la Policía, contando con el apoyo de la Benemérita que resultó clave para localizar al caco.
Las labores policiales fueron seguidas por muchos vecinos e incluso por la propia víctima dado el despliegue que se tuvo que disponer.