No solo existe preocupación entre los farmacéuticos. La extensión del consumo de antibióticos sin control médico atañe a toda la comunidad sanitaria por las indeseables consecuencias que de esta práctica se derivan. Una, la principal, es que el consumo indiscriminado de antibióticos propicia que las bacterias generen resistencia a las sustancias que antes las erradicaban, dejándolos inservibles. Así lo explica Antonio Ruiz Gualda, farmacéutico y diplomado en Salud Pública y cuya reciente tesina sobre el uso racional de los fármacos le ha proporcionado datos sobre la realidad ceutí: más de un tercio de la población consultada admitió comprar o consumir antibióticos sin prescripción médica. Más información en la edición impresa de El Faro.