En Ceuta, cada año, cientos de estudiantes se enfrentan a la incertidumbre de no saber cuándo podrán recibir su beca universitaria. Para muchos, estas ayudas no son un simple complemento, sino la única vía para poder acceder y mantenerse en la educación. Sin embargo, el retraso en la resolución de las solicitudes y en el ingreso del dinero está convirtiendo un derecho en un obstáculo más para los estudiantes ceutíes.
El MDyC ha puesto sobre la mesa una realidad que venimos denunciando desde hace tiempo: las becas llegan tarde, demasiado tarde. Y cuando una beca no llega a tiempo, deja de ser una ayuda y se convierte en un problema. La matrícula, el alquiler, el material… todos estos gastos no esperan a la burocracia, y muchos estudiantes, especialmente aquellos con menos recursos, se ven obligados a abandonar sus estudios.
"Porque si no llegan cuando se necesitan, dejan de ser una oportunidad y se convierten en una barrera más para los jóvenes de nuestra ciudad"
No queremos escuchar desde el Ejecutivo que la educación es el mejor ascensor social si luego no garantizan que los jóvenes tengan acceso a ella en igualdad de condiciones. No todos los estudiantes tienen familias que puedan adelantar los costes mientras la administración resuelve sus trámites. No todos pueden permitirse meses de incertidumbre sin saber si podrán continuar sus estudios.
Desde Jóvenes por la Dignidad, apoyamos la propuesta del MDyC de reducir el plazo máximo de resolución de estas ayudas de ocho a cuatro meses. Invertir en educación es invertir en el futuro de Ceuta. Pero para que esa inversión sea real, las becas deben ser eficaces, accesibles y, sobre todo, llegar a tiempo. Porque si no llegan cuando se necesitan, dejan de ser una oportunidad y se convierten en una barrera más para los jóvenes de nuestra ciudad.
Las becas salen de los impuestos. No se puede ir dando becas al primero que las pida. Las becas se le dan a los que sus méritos académicos los hacen merecedores. El resto es despilfarrar el dinero.