La jueza del número 1 ordenó ayer el ingreso en prisión de forma provisional de los tres detenidos en la operación llevada a cabo por la Guardia Civil en un cuartel militar en donde fueron encontrados finalmente 750 kilos de hachís, tal y como ayer informó ‘El Faro’. Aunque los autos los ha firmado el juzgado de instrucción número 1, el caso será llevado por el número 4, decretándose el secreto de sumario mientras continúan operativas las investigaciones.
Lo que se sabe de esta intervención, una de las más importantes de las llevadas a cabo por la Benemérita, es que la Guardia Civil llevaba meses trabajando sobre ella. Los propios mandos del cuartel portuario, que depende de la Unidad Logística (ULOG) número 23, ya habían advertido sus sospechas de que pudiera estar usándose esta infraestructura militar para asuntos delictivos. Comenzaría así una investigación dirigida por la Policía Judicial que ha terminado desarrollando su primera fase en la tarde noche del pasado jueves.
La Benemérita detuvo dentro de las instalaciones militares a un soldado (el centinela) y a dos civiles: el conductor de un autobús y el de una furgoneta de paquetería, que habían entrado en el cuartel para preparar el traslado de la droga y su preparación para embarcarla hacia la península.
In situ los agentes que participaron en la operación decomisaron un alijo de hachís que ha alcanzado finalmente el peso de 750 kilos. La droga había sido introducida en la Unidad de Transportes en el interior de la furgoneta, y se iba a descargar e introducir en el autobús con el que, presumiblemente, iba a ser trasladado a la península. La operación ha contado con los avales judiciales necesarios, contándose con acumulación de pruebas con lo que no se descarta que vaya a producirse nuevas detenciones.
El hecho de que este cuartel esté prácticamente en desuso ha ayudado a que se hubiera convertido en la plataforma idónea para la ocultación de droga sin provocar sospecha alguna. La mayor o menor afluencia de vehículos nunca iba a despertar sospechas entre las fuerzas de seguridad, que llevan meses con operaciones abiertas para localizar los zulos en donde se está ocultando la droga que entra de Marruecos y, sobre todo, las zonas en donde se preparan sus ocultaciones, en donde se introducen los vehículos con dobles fondos y se oculta la droga para ser posteriormente embarcada.
Las sospechas en torno a la posibilidad de que existiera la implicación de algún soldado del cuartel provocó la apertura de esta investigación. Hace dos años y medio, en junio de 2009, siete soldados pertenecientes a las unidades de Ingenieros y Regulares en Ceuta fueron detenidos, dos de ellos como cabecillas, por su integración en una organización dedicada a ‘pasar’ droga desde la ciudad autónoma hasta Andalucía aprovechando las salidas semanales de varios compañeros del cuartel.
Un año antes, en marzo de 2008, una investigación conjunta de la Armada y de la Policía culminó con el hallazgo en San Fernando, adonde acababa de llegar procedente de la ciudad autónoma, de 250 kilogramos de hachís a bordo del patrullero de vigilancia costera P-114 de las Fuerzas Armadas, dedicado a vigilar las costas de Ceuta, y la puesta a disposición judicial a tres miembros de la tripulación.