Desde 1992, cada 3 de diciembre, instaurado por la Asamblea General de las Naciones Unidas, tiene lugar la celebración anual del Día Internacional de las Personas con Discapacidad, cuyo propósito es promover los derechos y el bienestar de las personas con discapacidad. Sin embargo, no todas las discapacidades se ven igual, de hecho, algunas ni siquiera podemos observarlas, son las discapacidades "invisibles" que no se acompañan de ningún rasgo físico perceptible a simple vista. A todos se nos vienen a la mente las personas con trastornos del espectro autista, pero no pensamos en el momento más álgido de dolor de una persona con fibromialgia que le impide casi moverse, en el cansancio extremo que no desaparece con el descanso de una persona con encefalomielitis miálgica o síndrome de fatiga crónica, que le impide hacer las tareas más básicas, ni por supuesto en los electrohipersensibles ni en los enfermos de sensibilidad química múltiple, cuya intolerancia a las ondas electromagnéticas en el primer caso, y a los productos químicos en el segundo, les impiden no solo salir a la calle, sino incluso acudir al médico en un centro de salud o en un hospital si no hay un protocolo adecuado para ellos.
Obstáculo añadido al libre ejercicio de sus derechos, que con frecuencia se suma a la negación o minimización de sus patologías por la población general e incluso, por el propio sistema sanitario. Las barreras de estas personas son ambientales y les impiden acceder a los lugares donde se prestan los servicios que precisan, y esto, se contradice con las normativas nacionales e internacionales que vienen a decir que una persona con discapacidad, tiene derecho a gozar del más alto nivel posible de salud, sin discriminación por motivos de discapacidad, y que los estados deben adoptar las medidas pertinentes para asegurar su acceso a los servicios de salud, a la par que deben exigir a los profesionales de la Salud que les presten una atención de la misma calidad que a las demás personas, algo que por desgracia, en las 4 enfermedades mencionadas hoy no se cumple.
Recientemente, leíamos en este medio de comunicación, que se habían instalado pictogramas en autobuses y marquesinas de Ceuta para facilitar el uso del transporte público a las personas con problemas cognitivos. Una iniciativa, un paso más para hacer la ciudad más accesible e inclusiva para este colectivo, sin duda una buena noticia que aplaudimos y de la que nos alegramos, pero.....
¿Cuánto tiempo hará falta para que las autoridades se preocupen también de las discapacidades que no son visibles?. ¿Cuánto tiempo necesitaremos para derribar las barreras ambientales?. Esas que impiden a los enfermos de sensibilidad química múltiple y a los electrohiper- sensibles salir de sus casas, usar transportes públicos, hacer trámites en edificios gubernamentales o simplemente, acudir al médico o disfrutar de su ocio y tiempo libre.
Hemos avanzado mucho en los últimos años, derribando las barreras arquitectónicas para las personas en silla de ruedas o con problemas de movilidad, hemos aprendido que unos simples dibujos son fundamentales en la inclusión de personas con problemas cognitivos. Demos un paso al frente, un pasito más y derribemos también las barreras ambientales.
María Argentina Rey Fernández (Médico afectada de SQM)
Gracias doctora María Argentina por la gran labor de difusión que hace, sobre todo de las enfermedades consideradas como invisibles: Sensibilidad Química Múltiple, Fatiga Crónica, Fibromialgia, Electrosensibilidad, etc.