La sala Bloom ha sido el escenario elegido por el Colegio de Abogados para su tradicional celebración, por adelantado, de Navidad denominada por ellos la Fiesta Colegial de Fin de Año.
En esta celebración todos disfrutan de una comida festejando el trabajo un año más. Según Isabel Valriberas, presidenta del Colegio de Abogados, en este encuentro se hace coincidir dos eventos importantes del gremio.
“Son dos actos, uno es la jura de los nuevos abogados que se incorporan y lo hacemos de forma solemne en el Colegio. Con la toga, ellos hacen el juramento de que empiezan a colegiar y juran cumplir bien y fielmente sus obligaciones como abogados y demás”.
El segundo acto celebrado es un homenaje a “los compañeros colegiados que llevan 25 años de ejercicio profesional”.
En esta ocasión, han sido seis los abogados que han conseguidos acumular 25 años de trabajo, siendo homenajeados a través de la entrega de una placa de reconocimiento por las labores desarrollados en todos estos años.
Ambos actos presentan la misma importancia. “A los nuevos colegiados les recordamos cuáles son sus deberes y sus obligaciones, qué es lo que tienen que hacer y cuándo se incorporan al Colegio; en cambio, el reconocimiento de los 25 años lo hacemos a modo de fiesta, en el transcurso de la comida o al final de el”, ha transmitido Valriberas.
A los colegiados reconocidos por esos 25 años dedicados a la profesión se les permite asistir con su familia o amigos para festejar este homenaje en su nombre.
Este año han sido seis los colegiados reconocidos: Ricardo Alvarez-Ossorio Fernández, María Teresa Lagares Fuentes, Miriam de África Casas Sánchez, Fidel Rodríguez Márquez, Mario Gil Pacheco, Francisco José Rivera Jarillo y Mohamed Mohamed Ali.
Por otra parte, los colegiados de nuevo ingreso son: Mohamed Mohamed Mohamed, Nadir Mohamed Mohamed, África Monsalve Pizarro, Gonzalo Campos Rivera, José Antonio Acosta Arteaga, Shaina Mohamed Fadel y Ana Jiménez Jiménez.
Desde medio día, todos los que conforman el Colegio de Abogados, jóvenes y veteranos, han disfrutado entre risas, familia y amigos de otro año más compartido. Las risas no han faltado, ni los recuerdos, tampoco las bromas.
La recogida de placas ha sido un momento muy emotivo en el que la nostalgia estaba a flor de piel, así como el orgullo y el cariño.
Algunos han recordado anécdotas y han agradecido a aquellos que hacen posible la felicidad del día a día.
Y tras el reconocimiento y la celebración de las nuevas llegadas y de los que ya estaban, ha dado comienzo la fiesta que durará hasta que el cuerpo aguante.