Diwali cae en el mes de Kartik (octubre/noviembre) el día de Krishna Paksha Amavasya, es decir, el día de luna nueva. Este año 2024, el día principal es el 31 de octubre (aunque la festividad comenzó el día 29 de octubre y terminará el 2 de noviembre al anochecer.). Se considera ésta la noche más oscura del año. Diwali (en hindí)o Dipavali (en sánscrito) significa “una hilera de luces”. Se conmemora el retorno del Señor Rama a su reino de Ayodhya después de haber cumplido catorce años de destierro y haber recuperado a su esposa Sita, que fue raptada por el demonio Ravana. Para dar la bienvenida a Rama y Sita, los habitantes de Ayodhya les recibieron con dipas (lamparillas de aceite) y flores, ahí se originó el nombre de Dipavali. La festividad de Diwali dura cinco días (en algunas regiones de la India son tres días), en los cuales se realizan ofrendas a Sita y Rama. En el Sur de la India, esta festividad está asociada con el Señor Krishna quien mató al demonio Narakasura y liberó a los miles de princesas que tenía cautivas.
La fiesta de Diwali también está relacionada con Lakshmi Devi, la diosa de la fortuna. Se cree que la riqueza (Lakshmi) no entrará en la casa si ésta se encuentra a oscuras, por eso se encienden lamparillas de aceite para dar la bienvenida al Señor Rama y atraer a Lakshmi Devi. En Diwali también se adora junto a Lakshmi al Señor Ganesha, la divinidad que destruye los obstáculos en nuestra vida. En el noroeste de la India, es el tiempo de cerrar los libros de contabilidad y empezar un nuevo año comercial. Es tradicional hacer regalos de oro y plata, así como dar caridad a los necesitados y estrenar alguna prenda de vestir. En la India hay un gran ambiente festivo en la calle y se tiran tracas de petardos.
Este año el muhurta o tiempo propicio para realizar las ceremonias de Lakshmi puja el 31 de octubre es: desde las 18.57 hasta las 20.36 horas, según los cálculos astrológicos específicos para nuestra ciudad.
La festividad de Diwali es muchas veces confundida con el año nuevo hindú, pero no es así, en la India los seguidores del Sanatana Dharma o hinduismo celebran el año nuevo durante el mes de Chaitra (equivalente a marzo/abril). El año hindú en el que nos encontramos es el Yugabda 5.126.
Si quisiéramos hacer un estudio comparativo con otras tradiciones religiosas, podríamos decir que Diwali equivale a las Navidades cristianas. Mientras que en el cristianismo se celebra el nacimiento de Jesús, los hindúes durante la festividad de Diwali celebramos el regreso de Dios en su forma de Sri Rama. Bien, la pregunta podría ser ¿entonces por qué se dice que entramos en el año tal o celebramos el año…? En la India existen varios calendarios religiosos, uno de ellos es el Vikrama Samvat seguido especialmente en el noroeste del país. Este calendario se instauró cuando subió al trono, el rey Vikramaditya de Ujjain en el año 57 antes de la Era Común. Este rey además de un gran regente siguió el ejemplo que miles de años antes había hecho Sri Rama: ser un rey ejemplar en su comportamiento personal, cuidar de sus súbditos, ser un esposo e hijo ideal y mantuvo gran parte de la India unida bajo su corona. La coronación de Vikramaditya ocurrió el día de Diwali, y no es que la fecha fue elegida al azar, sino que fue señalada previamente por los brahmanes o sacerdotes consejeros del rey, que consideraron que esta era la fecha más propicia para comenzar su reinado. Entonces a partir de aquel día todos los Diwalis no sólo se celebra el regreso del Señor Rama después de 14 años de destierro, sino que se celebra la coronación de Vikramaditya en el año 57 antes EC. Estamos en el año 2081 de la Era Vikrama.
El Ramayana, origen de Diwali
Su nombre significa, «los viajes del Señor Rama». Fue escrito en sánscrito por el sabio Valmiki. Está compuesto por 24.000 versos divididos en seis kandas o libros. La historia inicia desde cuando el rey Dasaratha, estando casado con sus tres esposas, Kaushalya, Kaikeyi y Sumitra, no había logrado concebir ningún hijo. Entonces organizó un gran sacrificio de fuego para lograr engendrar alguno. De aquel sacrificio surgió un ser místico que le entregó una vasija llena de arroz, néctar enviado del cielo. Sus mujeres debían comerlo. Kaushalya, por ser la mayor de las esposas, recibió la mitad de la cantidad de arroz y las otras dos esposas el resto. Sumitra, a su vez, dividió su parte en dos porciones más. Con el paso del tiempo, Kaushalya tuvo un hijo llamado Rama; Kaikeyi tuvo a Bharata; y de Sumitra nacieron Lakshmana y Satrughana.
Con el tiempo, Rama se casó con Sita. Janaka, el padre de Sita, había organizado una competición para elegir un esposo digno de su hija. La prueba consistía en levantar el pesado arco del Señor Shiva y luego, tensarlo. Ninguno de los guerreros allí presentes consiguió hacerlo, excepto Rama que lo levantó y sin dificultad alguna tensó el arco tan fuerte que se partió en dos. Debido a que Rama es Vishnu y Sita es Lakshmi, este matrimonio ya estaba predestinado.
A su debido tiempo, el rey Dasaratha decidió retirarse como gobernante de Ayodhya y ceder el trono a su hijo mayor Rama. En vísperas de la coronación, Kaikeyi, la más joven de sus esposas, manipulada y mal aconsejada pidió al rey que coronará a su hijo Bharata y que enviará a Rama al bosque desterrado durante catorce años. Dasaratha se vio obligado a aceptar esta propuesta porque en el pasado le había prometido que cumpliría cualquier deseo suyo por haberle salvado la vida.
De esta forma, Rama, junto con su fiel esposa, Sita, y su hermano Lakshmana fueron al bosque a cumplir el tiempo de su destierro (Vanvas, que también significa exilio voluntario). Cuando Bharata se percató de esta situación fue a buscar a Rama para que regresara a reinar. Rama no aceptó porque deseaba cumplir la promesa de su padre.
Mientras estaban en el bosque, Ravana, rey de Lanka, raptó a Sita y se la llevó a su reino. Rama y Laksmana comenzaron una larga búsqueda tratando de encontrarla. Se encontraron con Sugriva, el rey de los vanaras y su ministro Hanuman. El gran Hanuman encontró a Sita en Lanka. Rama y Lakshmana junto con sus aliados, un ejército compuesto por monos y osos, atacaron la ciudad de Lanka después de haber cruzado un puente de piedras flotantes en el océano. Después de muchas batallas, Ravana, el demonio de diez cabezas fue muerto por Rama y Sita fue finalmente liberada. Rama volvió a Ayodhya donde fue coronado rey.
El Ramayana es uno de los textos sagrados más importantes para los hindúes y se suele recitar durante todo el año, aunque muy especialmente durante el Rama-navami, el día de la aparición del Señor Rama y durante Diwali, la festividad que conmemora el retorno de Rama después de 14 años de destierro.
Las Enseñanzas del Ramayana y su simbología en Diwali
Shri Rama es Dios encarnado, el séptimo avatar de Vishnu. Quien decidió volverse humano y durante un tiempo olvidar su identidad divina. Para recuperar a su esposa Sita, tuvo que luchar muchas batallas y enfrentarse a innumerables demonios. Los viajes de Rama también son un reflejo del viaje que cada alma hace. Al igual que Rama, nosotros sufrimos en nuestras propias vidas: pérdidas, desilusiones, destierros y a veces también aceptamos que a través de estas experiencias podemos redimirnos y mejorar como personas. Las penurias que sufre Rama, de una forma también son las nuestras, aunque las de Él son en un contexto divino.
El tema principal del Ramayana es la eterna lucha del bien y el mal, la luz y la oscuridad, y las consecuencias de nuestros actos pasados. En el Ramayana nos encontramos con el sacrificio de la libertad en nombre del deber y el honor. El amor además de un sentimiento, demanda de un servicio, la devoción de Rama por Sita y de esta por Rama, por sus súbditos, por su padre. El amor trasciende estatus sociales, razas e incluso especies, el devoto más grande de Rama, es un mono llamado Hanuman, símbolo de la devoción eterna y entrega total al supremo. En el Ramayana también nos encontramos con el ejemplo de la vida sencilla en el bosque y los primeros pasos de la ecología, “vida sencilla con pensamiento elevado” donde Shri Rama se adapta a la nueva situación de vivir en el bosque a pesar de ser un príncipe.
El sufrimiento de Sita la consorte eterna de Rama, y una encarnación de Lakshmi la Diosa de la fortuna, es debido a que se encuentra separada de su Señor. Por eso los grandes maestros espirituales recomiendan, que siempre a Dios se le adore junto a su consorte, junto a su energía femenina en las formas de Lakshmi-Narayana, Sita-Rama y Radha-Krishna. El demonio Ravana trató de disfrutar de la Diosa de la fortuna, sin su esposo y como consecuencia le vino la muerte, desgracia y ruina de su pueblo. Si hoy estrenamos prendas de vestir, es porque los habitantes de Ayodhya así lo hicieron para recibir a Sita Rama. Si nos ponemos nuestras mejores joyas, es porque vamos a recibir a Dios, no para lucirnos o competir con otras personas. Los habitantes ricos de Ayodhya estando muy felices por el retorno del Señor, dieron caridad a los necesitados, este ejemplo debería de seguir los más beneficiados materialmente. Y que cuando invoquen a Lakshmi recordemos que no es solamente la diosa de la fortuna material sino también de la riqueza espiritual que es la que realmente perdura, y no olvidemos que Lakshmi es la diosa del amor.
Lakshmi, Diosa de la Fortuna y el Amor
Apenas existen templos dedicados exclusivamente a la adoración de Lakshmi. Por lo general se la adora como esposa de Vishnu ya sea en el mismo altar o en otro lugar del templo. Sus devotos la adoran en los hogares y la mayoría de los hindúes tienen una foto suya en los altares de sus casas o negocios. Durante el Diwali se realizan ofrendas de frutas y dulces a Lakshmi para propiciar su llegada a los hogares y tiendas.
Uno de los nombres de Lakshmi es Chanchala, que significa, «inestable», «inquieta». Mucha gente adora a Lakshmi para obtener riqueza material, pero si no la adoran junto a Vishnu, su Señor, sus bendiciones serán muy temporales y se marchará a otro lugar llevándose consigo toda la riqueza. Durante esta fiesta se suelen sumergir en leche las imágenes de Lakshmi durante tres días, recordando los hechos narrados en el Srimad Bhagavatam cuando los dioses y demonios batieron el océano de leche para conseguir el Amrita (néctar de la inmortalidad) y de ese océano surgió Lakshmi, la diosa de la Fortuna y el Señor Vishnu la aceptó como su consorte.
Lakshmi además de ser la diosa de la fortuna, la belleza y el amor, es la protectora y el ejemplo a seguir de la mujer hindú.
Mensaje de luz y esperanza
Creyendo en los seres de buena fe sin distinción de raza, credo o estatus social, deseo que este Diwali, sea el año que invitemos en nuestras vidas a Sri Sita Rama, y que podamos ser buenas personas y buenos hindúes todo el año. Ser hindú es un estado de conciencia y una práctica, es una forma de vida, ser hindú no es ni una raza, ni una nacionalidad, ni un idioma, hay que ser hindú todo el año.
Desde el Sanatana Dharma (hinduismo) damos nuestra sincera condolencia y oramos por todas las personas fallecidas en todo el mundo, por todo ellos encenderemos “dipas” en su recuerdo y le enviaremos luz en su transición a otra existencia.
La luz siempre vence a la oscuridad, el bien al final derrota al mal, el conocimiento prevalece a la ignorancia.
Feliz Diwali, Shubh Diwali, Happy Diwali