La Presidenta de la Comunidad de Madrid ha dado con la puerta en las narices al Presidente del Gobierno. Ahí es nada.
Isabel Díaz Ayuso ha anunciado este lunes que rechaza la convocatoria del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para reunirse este viernes en La Moncloa.
“La cita no tiene sentido tras reclamar mi dimisión”.
Ayuso vincula a Pedro Sánchez con la corrupción y negociar con ERC “una financiación singular para Cataluña". El ejecutivo está vinculado por “tiranos” que emplean “prácticas mafiosas”
Se prepara una comisión de investigación en la Asamblea en la que tendrá que declarar Begoña Gómez, la mujer de Sánchez. Los dos líderes no se entrevistan desde julio de 2021. Díaz Ayuso ha sido la única Presidenta autonómica que ha rechazado el ofrecimiento de la reunión con el Presidente.
Insultos y descalificaciones nos han traído por la calle la amargura en este espectáculo político en el que las acusaciones, improperios, descalificaciones e insultos han sido el pan nuestro de cada día. Unos y otros se han tirado al cuello ofreciendo una imagen tan decadente como inapropiada para conciliar posturas.
Todos los presidentes del Partido Popular han acudido a la Moncloa; declararon que sería una irresponsabilidad no asistir a la cita pues hablar, hay que hablar y oír las propuestas. Es lo mínimo que puedes hacer por respeto a tu comunidad y también una " obligación institucional".
Ahora Ayuso pone en un callejón sin salida a sus compañeros de filas. Ella decide romper las reglas del juego y decir sin pelos en la lengua: "Aquí la que manda soy yo y hago lo que me sale de las narices". A ver quién es el valiente que afea su conducta o el que se atreve a pararle los pies.
Mientras Feijóo guarda silencio no sea que ponga en peligro su cargo como le sucedió a Casado. Todos justifican su actitud pues es la que manda y la que corta el bacalao. Ayuso es la lideresa que miran con temor y terror. Una palabra suya bastará para que nadie abra el pico. Ella es plenipotenciaria, amada, iluminada con sus políticas populistas, aclamada por el pueblo, admirada, aplaudida, respetada. Una especie de diosa que está más allá del bien y del mal. Haga lo que haga y diga lo que diga ella es la jefa que organiza en la sombra qué se debe o no se debe hacer.
Encarna la derecha neoliberal en muchas decisiones y va en consonancia de lo que está pasando en la vieja europa.
Corren malos tiempos para el socialismo y la Presidenta se va anotando puntos vistas las circunstancias de un gobierno central acorralado, vendido a la megalomanía y atraído por la erótica del poder de Sánchez.
Allí sale ella más chula que un ocho dispuesta a dejar con un palmo de narices al más pintado.
Es la guerra de un Dios con una diosa que se enzarzan en una lucha fratricida para darle gusto al ego.
Al menos, podría haber mandado a Miguel Ángel Rodríguez o a su vicepresidente para cubrirse de gloria.
La Señora intentará poner entre las cuerdas y dar todos los pellizcos de monja para salir muy digna y con la cabeza bien alta.
¿No habría sido más elegante asistir a la cita y exponerle de tú a tú todo lo que piensa? ¿Es ético no representar a millones de madrileños? ¿No es más solidario seguir las directrices de su partido y tomar una postura conjunta?
Ella se reserva el derecho de ser la jefa y tratar como súbditos a sus correligionarios.
¿Será la próxima presidenta con la ayuda de su jefe de prensa? ¿Podrá Miguel Ángel Rodríguez elaborar una canpaña para subirla a los altares? Prepárense para asistir al "mayor espectáculo del mundo".
Mary Shelley creo a Frankenstein o El moderno Prometeo y Esperanza Aguirre creó a Ayuso. Ayuso creo a Miguel Ángel Rodriguez para que la cuidara y la protegiera.
Todos son unos monstruos de la política.