El jueves, el ministro Marlaska fue insultado por un grupo de jóvenes en la Universidad de Navarra: "Maricón, que te vote Xapote".
La misma mañana, en una clase de valores éticos, hablábamos de la " diversidad sexual " y un alumno de 15 años, a grito pelado lanzó soflamas homofóbicas, insultos de todo tipo. Le invité a que defendiera su postura ante sus compañeros y lo vi lleno de rabia, de ira, de odio.
Muchos alumnos se callaron, otros respaldaron. "Profesor, en nuestra religion eso es pecado". Aprovecho para exponerle la historia del movimiento LGTBI: persecuciones, cárceles, psiquiátricos, exclusión social, condenas a muerte en muchos países, represalias, torturas.
Les recuerdo de nuevo el contenido de esta asignatura: respeto, tolerancia, diversidad, derechos y deberes, compromiso social, estrategias para el debate y el consenso, el valor de la justicia y la libertad.
Oímos hablar de los migrantes, del modelo italiano consistente en aislarlos en lo más parecido a campos de concentración. Seguimos la impunidad de Israel bombardeando indiscriminadamente y con la inacción de la comunidad internacional.
Violencia de género, hambrunas, dictadores, las normas impuestas a las mujeres de Afganistan.
Nos acostumbramos a todo tipo de noticias que nos destruyen como sociedad acabando con la esencia de la persona y su dignidad.
No consumas droga, pero el Estado te proporciona tabaco y alcohol. Paga impuestos, pero vemos expolios por todas partes. Tienes derecho a una vivienda, pero no se puede acceder ni a un alquiler. Tenemos derecho a la protección de datos, pero de cada uno de nosotros se sabe todo. No a la violencia, pero el negocio de la venta de armas es imparable. Sueldos y trabajos dignos, pero sigue habiendo explotación y salarios de miseria. Cuidar el medio ambiente, pero veo suciedad acumulada en las calles, los restos de los botellones escombros, basura.
Una sociedad en la que se intenta arreglar todo a palos: nos pegan a los profesores, los alumnos se pegan entre ellos, agreden a los médicos, muchos padres justifican el comportamiento de sus hijos.
Ya el mal es una banalidad, un hecho cotidiano, el pan nuestro de cada día.
Ya nada nos sorprende, las noticias se venden como churros con chocolate y lo único que intentamos es no pisar todo el terreno hostil, minado, lleno de trampas. Es la ley del más fuerte.
Impartir valores éticos, enseñar a aprender para no autodestruirnos, crear cimientos sólidos de valores universales.
Hemos tocado fondo, estamos en un abismo, en la desesperanza, en el miedo colectivo, en la indiferencia para con los demás.
¿Qué podemos hacer? ¿Cómo evitar la barbarie?
Hay una revolución pendiente y ésta comuenza en cada uno de nosotros, aunque hayamos perdido, aunque nos nos queden fuerzas.
“Sólo gracias a aquellos sin esperanza nos es dada la esperanza” es una cita del filósofo Walter Benjamin. Decididió suicidarse por miedo a ser entregado a los nazis.
Mañana empieza el cambio porque una persona puede salvar el mundo.
¿Quién se apunta?
De momento ya somos, los profesores de Filosofía de Ceuta.
Organizados, asociados, preparados, lustos... Ya.