Las pensiones de los médicos españoles no hacen justicia a las exigentes condiciones de su ejercicio profesional. Su acceso al mercado laboral se produce en torno a los 29 ó 30 años, debido a los especiales requerimientos que impone su formación, aunque luego su jornada de trabajo supera con creces a la del resto de los trabajadores. Sin embargo, ni una cosa ni otra tiene su compensación cuando llega el retiro de la vida activa, por lo que hay base para afirmar que los facultativos bien pueden sentirse discriminados al respecto. A partir de tales premisas, la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) y la Organización Médica Colegial (OMC) han organizado de forma conjunta una jornada sobre jubilación y pensiones en la que, entre otras conclusiones, se ha abogado por que el exceso de horas trabajadas por los médicos computen a la hora de fijar los parámetros -vertiente económica incluida- de la jubilación.
A los médicos no les han faltado nunca motivo de queja sobre el particular. Pero es que el problema ha ido a mayores a raíz de de que la Ley 17/2011 haya aumentado con carácter general el período de cotización a 38 años y seis meses.
Esta norma entrará en vigor a partir del 1 de enero de 2013, y los profesionales de la Medicina perciben que suma injusticia donde ya no había igualdad de trato con el resto de los cotizantes a la Seguridad Social.
La razón es que, por las exigencias formativas que requiere la profesión, los médicos se incorporan más tarde que el resto de los trabajadores, de lo que se deduce que ampliar los años necesarios para tener derecho al 100% de la jubilación, les perjudica directamente.
Si no fuera porque esta norma tardará en tener efectos plenos (cada año se retrasará unos meses la jubilación, hasta cumplir por acumulación con el objetivo final pasados unos 15 años), ahora mismo ya podría decirse que buena parte de los médicos tendrían dificultades para sumar el tiempo exigible para cobrar íntegramente su pensión. Esto es así porque si muchos profesionales comienzan a trabajar próximos a la treintena y se jubilan por ley con 65 años, faltan dedos de la mano para reunir los 38,5 que se fija en la nueva ley.
No obstante, ya hay compañeros para los que esta norma supone un torpedo en la línea de flotación de sus derechos laborales. Es el caso de los que padecieron el paro médico de los años ochenta, y también de los que han tenido que soportar durante años contratos basura para trabajar los fines de semana o bien para hacer guardias o sustituciones por tiempo limitado. “Ver la vida laboral de estos trabajadores es deprimente”, comenta Mª Jesús Hidalgo, vicepresidenta de CESM y principal impulsora de la jornada. “En infinidad de casos se les contrataba por el día de la guardia o como mucho por dos, aunque en realidad trabajaban 24 horas, es decir el equivalente a 3 días de cualquier otro trabajador”.