Dieciocho historias en forma de expedientes. Es el número de denuncias de acoso escolar que los centros de Ceuta presentaron ante la Dirección Provincial de Educación en el año 2023. Solo prosperó una de todas las peticiones y, en lo que va de curso, se ha trasladado una a los despachos de la institución.
La razón por la que la mayoría no llegaron a puerto es, según informa a El Faro la Delegación del Gobierno, porque “no coexistían los factores que determinan que se trata de esta circunstancia”.
Estas son solo las cifras que sí han llegado a un canal oficial. Sin embargo, hay quien permanece en silencio por la presión que ejercen ciertos miedos. Insultos, vacíos o desprecios son solo algunas de las armas de las que se vale el acosador. Es la forma de empequeñecer a la víctima y de colocarla en una situación que, en ocasiones, puede alcanzar cierta gravedad.
Fampa indica que algunos padres les cuentan esta situación al final de curso
Existe un protocolo para Ceuta y Melilla que puede activarse, pero, para ello, el propio afectado debe notificarlo de forma oficial. No siempre deciden acudir a él. “Desgraciadamente en la Fampa se han comunicado consultas, pero siempre se dan en un momento muy posterior al suceso”, indica Mohamed Ali, presidente de la federación.
Los integrantes de la entidad no se han topado con un testimonio aislado. Son varios los padres que en algún momento han recurrido a ellos. Lo común es que esto suceda cuando ya es demasiado tarde. “Han llegado a nosotros familiares que, a finales de curso, solicitaban hablar con la Comisión de Escolarización”, comenta.
Algunos de ellos querían esta cita para “cambiar a su hijo o hija de colegio”, especifica. “Después, cuando lo hemos trasladado al Ministerio, no consta porque no hay un expediente incoado. Por tanto, suele ser difícil demostrarlo”, indica.
Prevenir antes que curar
Antes de que este problema se produzca en un aula hay quien aboga por la necesidad de buscar medidas para tratar de evitarlo. “La prevención es clave”, insiste Ali. “Creemos que no solamente hay que formar, eso está en los programas anuales. Hay que actuar”. Es este el motivo por el que desde la organización proponen la puesta en marcha del programa Kiva, una propuesta por la que también aboga CeutaYa!
El presidente sugiere que se implante “de forma experimental” ya que “estos proyectos han dado resultados positivos”.
Asimismo, hace hincapié en que este es un tema que “siempre plantemos en nuestras reuniones con las autoridades educativas cuando se inicia el curso”. Destaca que los integrantes “echan en falta” iniciativas de este tipo. “A través de este plan se trabaja con toda la comunidad educativa, es decir, profesores, familias y alumnos en una serie de actuaciones de cara a evitarlo”, cuenta.
La decisión a la que normalmente recurren en estos escenarios es al cambio de centro para cortar de raíz el acoso. “Nunca se combate el problema con nombres y apellidos”, sostiene. “La solución no es esta. Es erradicarlo en las aulas. Si alguien tiene que abandonarlo, es el acosador y no el acosado”, concluye.
Romper el silencio, la concienciación y la educación pueden resultar los grandes agentes que transformen esta cuestión.
Una realidad compleja “muy por encima de los datos facilitados”
Son diversos los factores que empujan al alumno afectado por esta circunstancia a permanecer en silencio. Ali considera que son varios los condicionantes y que los registros oficiales no reflejan al completo el paradigma.
“Lo cierto es que, probablemente, la realidad esté muy por encima de los datos que se facilitan”, comenta. Cree que el gran obstáculo en este terreno es “la falta de formación”, un canal que podría ser usado para “aprender cuáles son las conductas que son de acoso de las que no se identifican como tales”.
Asimismo, remarca que “hay comportamientos que, quizá, se pueden interpretar como un conflicto puntual y ser verdaderamente lo otro”. Es este el motivo que le lleva a reflexionar que enseñar “es la clave”.
Insiste en que esta debe aterrizar en todos los ámbitos que conciernen a la propia educación y, por tanto, a los docentes. “No solo a los padres y alumnos”, apostilla. Esta falta de instrucción implica que, cuando se tiene en conocimiento, el movimiento necesario se produce de forma muy posterior”, indica.
Mal se arregla un problema, si mandamos a la víctima al sicólogo y con el agresor no se toman medidas contundentes.
Que rápido se acaba con esto... Pero cuando le das más derechos al agresor... Y quitas la mano dura... Hasta llega un momento en que parece que la culpa de esto, la tiene la víctima y entonces le pagas un psicólogo. En mi época, no había psicólogo...y al agresor se le quitaban todas las manías que tenía .. que tiempos aquellos
Y los profesores que hacen para evitar esto?