2024, el año de la Inteligencia Artificial, de los nómadas digitales, de los influencers millonarios que arrastran a seguidores en masa. Esta época moderna en la que se supone que la gente está pensando en cambiarse de teléfono porque lo básico lo tiene cubierto, esta época en la que los políticos se llenan la boca diciendo que no, que aquí nadie pasa hambre.
Esa realidad paralela que dicen es nuestro futuro -por eso el Gobierno se gasta 45.000 euros para que el ‘Pequeño Nicolás’ y sus amigos coman jamón e invierte más de 100.000 para que ‘El Español’ nos enseñe lo que no sabemos del mundo de oportunidades asociado al talento- choca con imágenes duras que siguen viéndose en las calles de Ceuta.
Las de personas que duermen en la calle, que pierden todo tipo de dignidad porque carecen de recursos, que en muchos casos esconden situaciones asociadas a problemas de salud mental sin tratar.
Las de personas que no pueden alquilar una vivienda y para las que las fórmulas ofrecidas por Asuntos Sociales no son más que una trampa de la que no pueden salir.
Esta realidad existe en Ceuta y seguimos sin tener medios para facilitar una acogida rápida. No hablamos del futuro, de lo digital… Hablamos de lo que pasa a nuestro lado aunque no queremos verlo o, sencillamente, evitamos para no tener que reflexionar sobre este agujero que ha provocado nuestra sociedad.
MDyC pone el foco, de nuevo, en la falta de albergues sociales. No le falta razón.
Lo que no puede entenderse es cómo seguimos siendo tan absolutamente torpes, priorizando nuestras preocupaciones dejando atrás un camino torcido, lleno de obstáculos, de miserias y tragedias.
Antes que cualquier otra inversión llevada a cabo se tendría que haber priorizado la puesta en marcha de un albergue que evitara esas escenas que todos vemos. Lo sorprendente es que seguimos hablando de ello, debatiendo sobre proyectos, plazos y ejecuciones, pero no, no lo tenemos. Y hay personas que a lo más que aspiran es a que nadie les mire mal, les menosprecie o murmure sobre una situación de la que nadie está libre. Perder el equilibrio es fácil. Mañana nosotros podemos ser los que necesitemos ayuda.