Sí, aunque sean comúnmente conocidos como 'callejeros', los gatos que viven en la vía publica o refugiados en colonias, son gatos comunitarios.
Son muchas las voces que están clamando un programa de esterilización real que reduzca la población felina sin mermar un ápice su bienestar e incluso mejorando, en la medida de lo posible sus condiciones de vida.
Este domingo, la asociación DAUBMA denunciaba un caso de maltrato animal por envenenamiento así como el peligroso incremento de las intoxicaciones en perros y gatos que vienen notando de un tiempo a esta parte. Los gatos no le gustan a todo el mundo, están en su derecho, a lo que no tienen derecho es a su maltrato y el deber de las instituciones es el control de la población por el método más ético y el único: la esterilización de colonias felinas.
Lo cierto es que el programa de Captura, Esterilización y Retorno (CER) debería tener una operativa continua y bien planificada que evitara el alto número de felinos malviviendo en las calles por nacimientos no deseados, pero dentro de este cuidado de bienestar animal, también se precisa que se persigan desde los organismos competentes para ello, los múltiples casos de abandono de todo tipo de mascotas que aparecía un día sí y al otro también vagando sin rumbo en una vida desoladora que nada tiene que ver con la que tuvieron.
Todas las asociaciones pueden dar cuenta de los casos de los que se hacen cargo ante la nula acción o reprimenda para el que abandona, el que envenena y el que hace sufrir a un animal sin motivo.
Son estas asociaciones los testigos directos de las consecuencias de una gestión de la población felina a la que le faltan mecanismos y recursos aunque le sobran ganas de funcionar por el bienestar animal.
Y es que las esperas tienen costes altos para todos.