Ceuta se enfrenta a riesgos serios. La carestía del transporte de basura lleva a que la Ciudad no disponga de recursos para sufragar unos gastos que, cada vez, son más elevados.
Esta situación ha llevado a que por parte de la institución municipal se pida al Estado la financiación, sino total, sí suficiente, como para evitar problemas o riesgos ya no en la actualidad sino en los meses venideros.
El traslado de la basura tiene que estar asegurado y financiado de forma obligada y permanente, pero como también debe estarlo el de materias peligrosas o suministros básicos como el butano o, por ejemplo, el oxígeno para hospitales amén de bienes de Defensa.
Ceuta, por su condición de extrapeninsularidad, no puede verse sometida a un mercado que ya de por sí viene marcado por costes cada vez más elevados que ponen en riesgo el abastecimiento básico para la ciudadanía.
El Estado ha sido sensible a las peticiones cursadas por el consejero de Medio Ambiente, Alejandro Ramírez, que la semana pasada mantuvo una reunión en el ministerio. Se lleva la comprensión de que se trata de un problema que exige de la implicación desde Madrid y el encargo de presentar los informes con todos los recursos que están sometidos a este tipo de transportes.
Ceuta tiene problemas que son achacables a su condición geográfica, sin más. Madrid tiene que transformar esa sensibilidad en una norma para asegurar una inyección económica no sometida ni a cambios políticos ni a la variabilidad económica del país.