Finalizado el verano la Ciudad ha colocado los letreros identificativos en algunas playas. Lo hacen tarde, culpan a Costas del retraso en el permiso, y mal.
En redes sociales ya se ironiza con la pérdida del “la” delante de Ribera, mientras que usuarios de la playa de Benítez se preguntan cómo las han colocado en un lugar en el que ni son visibles desde la carretera y cuando, del tirón, se han retirado todos los elementos propios de playa bajo la excusa del fin de temporada.
Seguimos sin comprender que el tiempo de esta ciudad ‘estira’ el verano hasta casi noviembre, siendo absolutamente irracional que nos guiemos por un cronograma fijo cuando incluso este mes de septiembre es de vacaciones para muchos.
Que las administraciones jueguen a ponerse chinas en el terreno suena surrealista, más si cabe en una ciudad como Ceuta en donde es obligado entenderse. Nos tendrían que explicar mejor esas razones para que el resto pudiéramos entender con total claridad si en este pueblo las órdenes se basan más en los ataques de cojones de unos o la dejación de funciones de otros.
Por mucha campaña publicitaria que se ordene, es irrisorio que con el cierre oficial del verano nos vendan la maravilla de letras de colores dispuestas. Solo falta ya que incluyan su visita en las guías turísticas junto a la Puerta Califal.
Este tipo de historias que finalizan como debían haber comenzado parecen un chiste, y es precisamente lo que aquí se nos ha expuesto. Un chiste, una broma vendida en papel de regalo tras un cierre de verano anómalo.