Marruecos está viviendo una semana de intensas lluvias que está trayendo consecuencias en su población e infraestructuras. Esta tarde la Dirección General de Meteorología ha anunciado un nuevo fenómeno con efectos positivos para los acuíferos, los oasis y el pasto, y negativos para las infraestructuras y algunos palmerales. Algunas zonas del país están en alerta roja.
Las lluvias torrenciales caídas entre el viernes y el domingo en varias provincias desérticas y semidesérticas del centro, suroeste y noreste del país causaron inundaciones y riadas en las que fallecieron 18 personas y dejaron precipitaciones en desiertos donde hacía más de un año que no llovía.
Regeneración de los oasis
Según informa EFE, el experto en sistemas de producción agrícola Mohamed Taher Srairi ha señalado que las zonas desérticas afectadas registran una media de precipitaciones de 100 milímetros por año y en algunas como Tagunit, en la provincia sureña de Zagora, cayeron 170 milímetros en solo dos horas.
"En algunas zonas no había habido precipitaciones desde febrero de 2023. Las recientes lluvias devolverán la vida a los oasis, acuíferos, presas y pastos", dice Taher Srairi, profesor en el Instituto Agronómico y Veterinario Hassan II.
Añade que el agua tendrá un efecto positivo en los vastos terrenos marroquíes de pasto ubicados en la frontera con Argelia, donde la población local cría camellos, ovejas y cabras, una actividad crucial para los equilibrios socioeconómicos y territoriales que garantiza ingresos fijos a la población. "La población dice que nunca había visto lluvias con esta fuerza", subraya.
Los efectos negativos pasan por daños en las infraestructuras, frágiles ante esta nueva realidad consecuencia del cambio climático, como viviendas, carreteras y puentes. Además, las riadas han arrancado algunos palmerales ubicados en cuencas de ríos y se necesitará tiempo para sustituirlos, ya que cada palmera requiere entre cinco y diez años para alcanzar su máxima producción.
El Ministerio del Interior marroquí informó de las lluvias de los pasados días, además de causar la muerte a 18 personas -entre ellas una española, un peruano y un canadiense-, afectaron a 56 viviendas, de las cuales 27 se derrumbaron completamente. Además, hubo cortes en 110 carreteras.
Masas en alturas nunca vistas
Houssein Youabed, responsable de comunicación en la Dirección General de Meteorología (DGM) , explica a EFE que los chubascos tormentosos registrados los pasados días son "excepcionales" por la inusual subida de una masa de frente tropical (procedente de Senegal, Mali y Mauritania) a alturas que no había alcanzado antes, y por la gran cantidad de lluvias que cayeron en muy poco tiempo.
"Esta masa de aire tropical se caracteriza por altos niveles de humedad y altas temperaturas. Su encuentro con masas de aire frío provenientes del norte de Marruecos creó una condición climática muy inestable, lo que provocó la formación de enormes cúmulos que desembocaron en fuertes tormentas, que provocaron a su vez fuertes lluvias de entre 50 y 250 milímetros del 6 al 8 septiembre", detalla.
Siembra de nubes artificiales y cambio climático
También señaló que las fuertes lluvias no tenían relación con la siembra artificial de nubes sino que se debían a componentes naturales: “Desde el viernes, las regiones del sur y sureste del país y las regiones del Atlas han experimentado una fuerte influencia de una masa de aire tropical. Estas masas se encontraran con masas de aire frío provenientes del norte, lo que causó la formación de nubes inestables y violentas, que causaron fuertes tormentas".
El meteorólogo marroquí, consultado por EFE, explica que cabe esperar más fenómenos meteorológicos extremo en Marruecos, que serán cada vez más "imprevisibles", porque el cambio climático hara que " las zonas frías sean calientes, y viceversa", apuntando así, a la urgente necesidad de adaptar las infraestructuras de los países a estas alteraciones.