El pasado mes de febrero, en pleno temporal, decenas de jóvenes marroquíes se echaron al agua con la intención de cruzar a Ceuta. Fueron jornadas caóticas, duras, arriesgadas y marcadas por la tragedia.
Mohamed Karrouk, un joven de 26 años natural de Castillejos (Marruecos), arriesgó todo, hasta su propia vida, por cruzar el espigón que separa Beliones de Benzú.
Durante semanas sus seres queridos lo buscaron, sabían que de llegar a Ceuta lo primero que habría hecho era llamar por teléfono, contactar con su familia, calmar a su madre.
No fue hasta abril cuando se supo que su cuerpo sin vida había sido localizado en Argelia. Entre sus prendas se encontró una copia de su licencia de conducir, esa fue la pista para rehacer la historia de su vida y conseguir poner la identidad a ese cuerpo.
Tras cuantiosas gestiones y peticiones de ayuda, este sábado se ha conseguido darle sepultura en el cementerio de Sidi Boughaba, en Castillejos. De madrugada llegaba el ataúd desde Argelia.
Sus vecinos y familiares han podido despedirse, rezarle y enterrarle en su tierra después de superar cuantiosas trabas. Para ellos era muy importante este gesto, necesitaban despedirse del joven que un día creyó que podía enfrentarse con éxito a un mar embravecido para empezar una nueva vida a este lado de la frontera.
Hay que cerrar el ciclo del duelo y despedirse del ser querido es un paso importante que debe llevarse a cabo.
Como Mohamed hay muchos otros compatriotas que siguieron la misma ruta. Jóvenes que se echaron al mar y de los que nada más se ha sabido, transformándose en esos ‘invisibles’ que no son siquiera recogidos en las estadísticas oficiales pero que representan el mayor de los dramas en la frontera sur.
Las fuerzas de seguridad insisten en que es prioritario denunciar las desapariciones para contar con una base de casos oficial. De igual manera, facilitar una muestra de ADN ayuda en la identificación de los cuerpos, labor en la que destaca el enorme trabajo que lleva a cabo el Laboratorio de Criminalística de la Policía Judicial de la Guardia Civil.
Si seguimos premiando a los que se juegan la vida y consiguen pasar. Estamos alimentando que más y más personas lo emulen y por supuesto el número de muertes aumente. El premio es muy goloso
Si no hay premio, nadie se jugaría la vida.
Y de quien es la culpa .. si en su pais no lo consideran .