Cómo podemos lograr el bienestar imprescindible para seguir viviendo de la manera más humana y más grata posible? La respuesta rápida y elemental podría ser, por ejemplo: cultivando el equilibro personal corporal y emocional, la armonía familiar, el trabajo profesional y el servicio a la sociedad. Como todos sabemos por propia experiencia, estas respuestas generales son fórmulas teóricas fáciles de comprender y de aceptar, pero inútiles a la hora de aplicarlas. Deberíamos empezar asumiendo que la meta irrenunciable del bienestar es difícil de alcanzar porque exige poseer unas ideas claras, comprender nociones pertenecientes a diferentes ciencias humanas y dominar algunos conceptos fundamentales con el fin de aplicarlos de forma correcta y eficiente.
Tendríamos que aprender, por ejemplo, a escuchar las llamadas de nuestro cuerpo con el fin de interpretar correctamente sus avisos sobre la vida y la muerte, sobre la salud y la enfermedad, sobre el miedo y la esperanza, sobre la soledad y la compañía o sobre el trabajo y el descanso. Pero, para todo esto, es útil y quizás imprescindible que tengamos a mano un libro de instrucciones bien fundamentado, claro, concreto y, sobre todo, práctico. Vivir con alegría que, a mi juicio, es algo más que una obra de autoayuda, nos proporciona unos principios claros y unas pautas adecuadamente cimentadas para que interpretemos y gestionemos los mensajes que nos envían nuestras diferentes sensaciones y nuestras a veces opuestas emociones.
El autor parte del supuesto de que, para aprender a tomar las riendas de nuestro mundo interior es indispensable que descubramos y superemos las contradicciones en las que frecuentemente caemos. Tras constatar el analfabetismo emocional que sufrimos muchos adultos, nos dicta unos criterios psicológicos actuales y nos formula unas propuestas concretas apoyadas en los dictámenes de especialistas que nos ayuden a analizar las emociones, a expresarlas con el fin de orientar y de aumentar nuestras ganas de vivir, de crecer y de evolucionar. Nos muestra y nos demuestra, por ejemplo, cómo el juego y la risa son dos elementos importantes, aunque sus efectos individuales y colectivos no gocen en la actualidad de una valoración generalizada en los procesos de crecimiento del bienestar psicológico, de la armonía familiar y de la eficiencia laboral.
Si sus propuestas teóricas y sus aplicaciones prácticas sobre la inteligencia emocional y sobre el desarrollo personal son útiles, lo más interesante, a mi juicio, es su consejo de que recopilemos nuestros propios recursos y comprobemos los que realmente funcionan. En resumen, Vivir con alegría es un libro claro y práctico adecuadamente fundamentado en teorías humanas actuales.