Es muy claro el consejero de Educación y Cultura, Javier Celaya, cuando habla de la problemática de los comedores escolares en nuestra ciudad. Es decir, que nada más que tienen derecho a recibir el almuerzo los alumnos de los colegios que disponen de estas instalaciones. Y en una ciudad como la nuestra resulta que los mismos poderes públicos reconocen que, a buen seguro, habrá niños en centros que no disponen de comedores y que sus familias están en peor situación económica que aquellos que sí están teniendo la suerte de almorzar en sus respectivos colegios.
Se ha llegado a una situación, sin lugar a dudas, en la que no queda más remedio que replantearse por parte del Ministerio de Educación, con la colaboración de la Ciudad Autónoma, la fórmula de los comedores escolares. Técnicos tiene la Santa Madre Iglesia para buscar una fórmula que, de verdad, cumplan con esa función social y que no queden discriminados los alumnos y alumnas que no dispongan en sus centros de comedores. Porque de otra manera, al final, habrá dinero, se contentarán a unos, pero se dejarán a otros muchos fuera del circuito. Porque los niños y niñas que no disponen de estas posibilidades están siendo discriminados y ellos no tienen, desde luego, la culpa, pero sienten y padecen como los demás.
Bueno sería que todos se apuntaran a esta reflexión y se pudiera mejorar la mencionada fórmula, porque no se está cubriendo el objetivo por los cuáles existen los comedores.