No saben cómo me gusta disfrutar de la vida a poco que me dejen. No saben lo jugosos que son los comentarios cuando vas a comprar un sobre colchón en una página web. No tanto como el antiguo twitter, pero casi. Recuerdo que con el duelo dejaba encendido el móvil para que me avisara si alguno de mis amigos publicaba un comentario. Era esperanzador, empático y muy agradable. También muy divertido, porque hay gente por ahí que tiene gracia innata para hacernos la existencia menos penosa a los demás. A mí me hacía falta despejar la mente y parecía estar hecho para eso. Pensando ahora en aquella época, en esa gente tan buena que se preocupaba por mí, me preguntaban cómo estaba a diario o simplemente parecía que me cogieran la mano de lo cercanos que eran, debo reconocer que no los merecía. A algunos los conocí en persona, a otros muchos solo por sus almas. Ya sabrán que cojeo de fobia social, y si no lo sabían, yo se lo confieso que estamos en confianzas. En épocas oscuras, La Troncoso dijo de mí que era virtual por lo poco que acudía a fiestorros. Cavilando le tengo que dar la razón porque me manejo mejor en las distancias como las teleoperadoras. Los sudores, las colonias, los afectos innecesarios o las adulaciones no van conmigo. Tampoco las hipocresías, las cercanías, ni los falsos profetas. En el mundo que estamos es difícil ver la verdad verdadera, la cara limpia o los apretones que sellaban vidas y muertes en la época de nuestros abuelos. Ahora se lleva una máscara en la cara a todas horas, se presume de lo que no se es y se cree que 7 centímetros es una medida correcta para llevarte a la cama. Pero no, siete centímetros te deja el cuerpo en llamas, la boca seca y los costillares como si te hubiera pasado el desfile que mató a Mufasa por encima.
También tengo que reconocer que- en este pequeño y disparatado país nuestro- la capacidad y el entendimiento lector no es lo que era o nunca lo fue, vayan ustedes a saber. Lo que está claro es que cuando estás buscando un sobre colchón porque a tu hija le duele la espalda, encuentras comentarios tan jugosos que ya la risa te estalla en la boca y te mejora prodigiosamente el día que preveías cazallero. Les cuento…Amazon, sobre colchón rígido y comentarios para saber si es -o no- bueno para comprarlo. Ya sé que habrá quien diga que por qué compro en plataforma, pero les confesaré que el tipo que los vende en mi barrio ya me había timado cuando le pedí un cochón súper rígido para la niña, que se bombea al peso y es por ello por lo que busco un sobre colchón duro como piedra ostionera para compensar el despropósito.
Estaba bien uno que vi, pero mi hijo que es tiquismiquis dijo que mirásemos los comentarios negativos que son el tuétano de la cuestión. Los filtró y he ahí que apareció uno que nos renovó la esperanza en la raza humana. Decía más o menos que ese colchón era una soberana basura. “Dificultuoso” fue como lo nombró en el comentario, porque por más que esperó el tiempo correspondiente la buena mujer para que se hinchara (piensen que vienen embalados como los churros)solo consiguió que subiera hasta una altura de siete centímetros. ¿No me digan que no es genial?, porque en el encabezamiento del anuncio ponía casi textualmente sobre colchón para poner sobre un colchón aportándole una rigidez extra. No era un colchón, así que difícilmente podría trasmutar- más allá de los siete centímetros que también venían impresos en el enunciado- en los ansiados treinta que suele traer un colchón en su estado definitivo.
Las cosas como son, si nos ponemos erre que erre, ponía 7,5. Debería haber protestado por esos 0,5 que no subió. Eso sí no creo que le hiciera el avío de colchonería porque le veo poco milimetrado como para satisfacer a alguien más que a una incauta, pero- en cambio- a mí me alegró el día, me hizo un liftin facial de tantas carcajadas y renovó mi fe de que no somos la especie elegida, pero que podemos matar de la risa a todos los invasores que se nos enfrenten. No es poco. Supervivencia algazareña o descojone a la carta, como ustedes prefieran.