Cuatro años de prisión. Esa es la pena que el tribunal de la Sección VI de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta ha impuesto al marroquí M.H., una especie de piloto kamikaze que en agosto de 2023 embistió a la patrullera del Servicio Marítimo de la Guardia Civil para intentar escapar con los 9 inmigrantes que llevaba a bordo.
Aquel 25 de agosto la Benemérita fue alertada de la presencia, en plena tarde, de una embarcación sospechosa a la altura de la Sirena de Punta Almina. Quería a toda costa hacer negocio con las vidas humanas que transportaba a modo de mercancía. Esa díscola y delictiva actuación le han valido una condena.
A sus 27 años, M.H. pasará 4 y 1 día entre rejas por ser criminalmente responsable de dos delitos: uno de tráfico de inmigrantes por el que se le ha condenado a un año de prisión y otro de atentado, por el que se le aplicó una condena de 3 años y un día.
El pase que abortó el Servicio Marítimo
Este joven llevaba el control de una recreativa de 6,50 metros de eslora y dotada con un motor de 150 caballos que tenía como meta las costas peninsulares. Llevaba a 9 inmigrantes marroquíes que habían pagado por ese cruce clandestino del Estrecho.
La Guardia Civil frenó su pretendido negocio y M.H., en vez de detenerse y colaborar al verse sorprendido en plena comisión del delito, optó por empeorar aún más las cosas. A pesar de que los agentes del Marítimo activaron medios luminosos y acústicos, este kamikaze empezó a realizar maniobras en zigzag hasta el punto de golpear a la embarcación oficial.
Los agentes de servicio, que acudieron a la vista oral pero no tuvieron que declarar al fijarse una conformidad, terminaron poniéndole los grilletes y trasladándolo a dependencias oficiales. Desde agosto del año pasado M.H. está en prisión preventiva y ya, tras dictarse una sentencia in voce, conoce su condena que aceptó ante la evidencia de las pruebas recogidas en el atestado.
A la pena de 4 años y 1 día fijada tras un acuerdo entre el Ministerio Fiscal y la Defensa se añade la intervención de la embarcación que empleó para cometer los delitos.
El riesgo de las mafias
El tráfico de inmigrantes supone un lucrativo negocio para las organizaciones dedicadas a captar a estas personas para ofrecerles el pase a la Península a cambio de dinero.
Quienes son encomendados a la labor de ejercer de pilotos arriesgan al máximo, aunque ello suponga poner en peligro a las fuerzas de seguridad.
Así ocurrió en este suceso cuando el ahora condenado intentó arremeter contra los componentes del Servicio Marítimo embistiendo contra ellos para evitar que pudieran privarle de libertad. No lo logró. Ahora no solo ha reconocido lo que hizo sino que ha admitido la condena que desde ya empieza a cumplir.