Buena parte de los fallecidos no pudieron ser identificados. Murieron en el mar, atrapados en una ruta peligrosa pero que constituye la única escapatoria para hombres, mujeres y niños que huyen de sus países engañados, aspirando alcanzar un sueño que en la mayoría de las ocasiones resulta imposible.
655. Esa es la cifra de muertos y desaparecidos que han sido registrados por la oenegé Ca-minando Fronteras. Personas que perdieron la vida en el Mediterráneo Occidental en este año. La cifra será algo mayor porque no ha contabilizado las últimas tragedias en el mar. “Las políticas migratorias han reducido la salidas a la mitad pero han provocado un aumento de la mortalidad con respecto a 2018”, expone la asociación.
La ruta del Estrecho, el Mar de Alborán, las islas Canarias o la ruta argelina son los escenarios de estas tragedias. De los 655 contabilizados, 518 personas desaparecieron en el mar y solo se pudo recuperar 137 cadáveres. Las identificaciones se han conseguido solo con unos pocos, buena parte de los cuerpos sigue siendo enterrados con el registro de ‘sin identificar’ acompañado de su origen.
Gran parte de los desaparecidos se corresponde con hasta doce embarcaciones que desaparecieron en el mar sin dejar rastro, todos sus ocupantes quedaron etiquetados como desaparecidos. “Esto provoca una situación extremadamente dura para los familiares de las víctimas que, al perder los cuerpos de los seres queridos y ante la falta de reconocimiento por parte de los estados, eternizan su dolor y nunca acaban por realizar el duelo”.
Y es que eso es lo peor, la incertidumbre derivada de la ausencia de certeza en torno al destino de estas personas.
En cuanto a las víctimas que sí fueron identificadas, según recoge el informe de esta oenegé, pertenecen a 37 naufragios ocurridos en esta zona, 16 de ellos en el Estrecho. Las mujeres suponen el 15,87% de todas las víctimas del año, mientras que 54 niños perdieron la vida. “Las políticas migratorias de la militarización fronteriza y el desmantelamiento de Salvamento Marítimo han reducido en un 50,07% las llegadas de personas pero la mortalidad en la zona es incluso mayor. Cerramos otro año con centenares de víctimas en nuestras costas que son responsabilidad de la necropolítica estatal en las fronteras”, concreta.