Alrededor de un 40 por ciento de las internas en el Centro Penitenciario de Fuerte Mendizábal ha debutado o iniciado en la prisión el consumo de benzodiacepinas o ansiolíticos con el objetivo de “no pensar”, “no dar vueltas” o que “pase rápido el tiempo”. Unas actitudes que incrementan el riesgo de “sobredosis, autolesiones, intoxicaciones e incluso suicidio”.
Esta es una de las conclusiones del ‘Estudio piloto cualitativo sobre el perfil de la reclusa del centro penitenciario de la ciudad autónoma de Ceuta’, realizado por una enfermera de este establecimiento de Instituciones Penitenciarias y presentado como póster al I Congreso Internacional del Sindicato de Enfermería.
La investigadora recomienda establecer técnicas de distracción y gestión de conflictos
La investigadora detectó situaciones “frecuentes de baja autoestima motivacional secundaria” por el proceso de adaptación o “prisionalización”, conflictos o “peleas con otras internas”, “impotencia”, “frustración”, “monotonía”, “convivencia forzada”, “restricciones horarias” o por cuestiones relacionadas con la disciplina.
Las estrategias empleadas para afrontar las situaciones estresantes son “escribir, fumar, andar, limpiar, rezar y la actividad física”. La responsable del estudio detectó la necesidad de establecer “técnicas de distracción, actividades de ocio y de gestión de conflictos”.
Además, consideró conveniente realizar intervenciones para “promover el empoderamiento y la autonomía debido a que la violencia de género ha formado parte de sus vidas, trabajar habilidades sociales, afrontar las situaciones estresantes, contribuir a mejorar la convivencia, enseñar técnicas de relajación, potenciar el autoestima y el crecimiento personal”.
Por contra, el 90 por ciento de las encuestadas percibe y valora su salud como “buena”, “no se han detectado casos de enfermedades infectocontagiosas” y “realizan autocuidados”. En Fuerte Mendizábal, las internas demandan y solicitan “más atención sanitaria por síntomas o signos relacionados con la salud, que en la situación de libertad no prestarían atención y no acudirían a un centro médico, dejándolos pasar desapercibidos”.
Desde el mes de agosto de 2018, residen en el módulo de mujeres 18 internas. De ellas, participaron en la encuesta 11 y siete no quisieron participar.
El establecimiento penitenciario dispone de un equipo sanitario de Atención Primaria formado por tres médicos, tres enfermeros y tres auxiliares de Enfermería. La valoración de las internas respecto a la atención sanitaria es “satisfactoria”.
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