El 6F absorbe la atención mediática de unas tragedias migratorias que llegan a nuestras fronteras
Los sucesos del
6F no pueden pasar a la historia oscura de la inmigración como una anécdota, por mucho que haya frentes que quieran cosificar el fallecimiento de 15 varones en su intento de cruzar a España. Aquello fue duro, pero como también lo fueron otros episodios habidos años atrás, como los de la valla en septiembre de 2005, cuando cientos de subsaharianos buscaron escapar de disparos efectuados con arma de fuego saltando la alambrada. Hubo asesinatos por la espalda pero ninguna investigación porque los cadáveres quedaron al otro lado. Nada se supo de las consecuencias para aquellos que, con perros, atacaron los campamentos para que esos hombres y esas mujeres cargadas con niños huyeran a la desesperada. Entre uno y otro episodio han asomado demasiadas desgracias, desapariciones, incidencias... todas ellas vinculadas a personas cuyo único ‘delito’ es querer escapar de África. Hoy, cuatro años después del 6F, tras dos archivos de la causa y miles de dudas, se sigue colocando el foco mediático en el espigón del Tarajal, desvirtuando y olvidando otros dramas que han ocurrido o siguen ocurriendo en la frontera o en ese Estrecho convertido en la mayor fosa común de la historia. Algunas muertes ni siquiera salen a escena, ni son conocidas, ni son mediatizadas... pero son dramas que están ahí, que representan historias rotas, vidas destrozadas, sombras de tragedias que no pueden separarse de la intrahistoria de una Ceuta erigida en trampolín para aquellos que buscaron cobijo, que buscaron protección y que encontraron el punto y final a sus vidas.