Cumpleaños del golpe de Estado. Nada menos que 44 años han pasado desde aquella intentona golpista. Cada cual recuerda a su manera cómo lo vivió allá donde estuviera. En Ceuta, quizá, la curiosidad aumentaba por saber cómo iba a calar aquel azote a la democracia en una plaza muy militar.
23 de febrero de 1981. Un teniente coronel de la Guardia Civil apellidado Tejero se convertía en protagonista de aquel convulso asalto al Congreso. “Objetivo: asesinar la democracia”. Ese era el titular de El Faro de Ceuta, que reflejó también entre sus páginas la apreciación de “normalidad absoluta” que se vivía en la ciudad y el interés manifiesto que existía en trasladar que el Ejército estaba “al margen de todo”.
Y entre espacios, momentos de tensión y cuantiosa información, desde la redacción del decano se intentaba hacer lo posible por contactar con las Cortes. Eran otros tiempos y se buscaban alternativas para obtener información y comunicar.
La estrategia para avanzar hasta Tejero que siguieron quienes trabajaban en el periódico consistió en declarar que la llamada provenía "de parte de Ceuta" sin añadir más datos. Esto, para el grupo de guardias civiles que había secuestrado todas las líneas del edificio, se esperaba como agua de mayo, con la esperanza de que el Ejército ceutí se apuntara a la operación.
"Pensamos que para que pudiera tener mayor éxito nuestro cometido telefonearíamos de nuevo, diciendo solamente que se pusiera el teniente coronel Tejero, pues querían hablar con él", reza la exclusiva de la época. La estrategia fracasó en un escenario incierto por aquel entonces, al igual que ahora.
Lo que no se sabe del 23F
La polémica actualizada de todo lo que todavía no se sabe del 23F se centra en lo que denuncian ya los medios nacionales: no se localizan los negativos originales de las fotografías que se obtuvieron en aquella incursión. Y es que, superados 44 años de todo aquello, hay cuantiosos nubarrones en torno a lo que pudo suceder aquel 23 de febrero.
De aquel “¡quieto todo el mundo!” no se conocen detalles importantes, como por ejemplo hasta dónde alcanzaron los límites de posibles implicados o conocedores de esa situación. Oficialmente parece no haber demasiada intención después de que hace unos meses se tumbara la petición de Podemos para desclasificar toda la documentación relativa a ese 23 de febrero de 1981.
Hubiera sido un paso importante para cerrar heridas y hacer justicia a un periodo de la historia clave.
El PSOE unió sus votos a los de PP y Vox para tumbar esa moción y evitar así conocer documentos que siguen ocultos.
Faltan datos, pero sobran los nostálgicos de aquella incursión de guardias civiles que hoy siguen arrastrando iluminados que buscan organizar actos a modo de homenaje del fracaso, como ha pretendido hacerse en Oviedo.
Se viven momentos delicados ante el intento de dominio de totalitarismos, son instantes en los que conviene recordar que un buen día hubo quienes, organizados, quisieron arremeter con todo y contra todo, hasta resquebrajar los cimientos de una democracia excesivamente joven.
Recuerdo vagamente el día siguiente al del golpe de Estado, coincidiendo con mis diez primeros años de vida, y me fastidió muchísimo que hubiera perdido un festín de dibujos animados y series infantiles en la segunda cadena, no siendo consciente de lo que pudiera haber pasado en este país en plena transición democrática.
Ya en plena etapa de la adultez este hito de la historia de nuestro país, como bien resalta la Sra. Echarri,. un periodo al que no tenemos un conocimiento detallado sobre las causas, personajes en la sombra,...y el papel real del monarca en el devenir de España.
Y lo más sorprendente es que aún no tenemos un conocimiento básico del otro golpe de Estado, el golpe de estado civil, el que verdaderamente manejó tanto la dimisión del presidente Suárez como los tempos en la continuidad o no del golpe, así como del papel del Emérito.
Pero que procuaz con 11 años... Si aún no tenías DNI...1982, el experimento fallido.
No fue un golpe de estado,fue un intento.
A ver si puntualizamos
Fue un golpe fallido de Tejero pero pasados cuarenta y cuatro años, no sabemos nada sobre los verdaderos actores civiles y de todo el proceso judicial.