Carreteras vacías, rincones desiertos, un tímido temporal que asoma en Ceuta, cuyos vecinos cumplen el día número 21 en ese confinamiento ordenado que
se va a ampliar hasta el próximo 26 de abril. El asunto es serio: hay que quedarse en casa. Es la única medicina que se conoce como la más efectiva para evitar la propagación del
coronavirus. Que haya quienes incumplen esta orden es malo para todos, por eso la unión, más que nunca, tiene que hacer la fuerza. La frontera cerrada, las vías que la comunican sin apenas tránsito, las gaviotas y las palomas ‘controlan’ tranquilas su espacio, los ceutíes se quedan en sus casas, se asoman a unos balcones que ahora tienen más vida que nunca o salen a la calle para compras necesarias o para aliviar las necesidades de sus mascotas. El Gobierno se plantea endurecer aún más las medidas, atacar la relajación detectada entre algunos sectores, porque sigue habiendo quienes piensan que estamos ante algo así como un juego. No, ni mucho menos, estamos ante un momento trascendental en nuestras vidas como vecinos de una ciudad e integrantes de un país.
FaroTV hace su ronda por Ceuta para llevarle a sus hogares lo que hay en sus calles. Desde Loma Colmenar a la frontera… pasando por el Morro hasta el centro de Ceuta. Los parques infantiles cerrados, la explanada de la tortura –como la llamaban- clausurada, el Tarajal sin vida, las mezquitas también han echado el cierre y el servicio público de transporte ha rebajado sus salidas para amoldarse a una situación nueva y complicada para todos, pero que debe ser superada con la unión. Son 21 días ya en las casas, 21 días de confinamiento, de encierro en los hogares para vencer al virus que sigue dejando muertes en el camino y miles de contagios. Este, sábado los ceutíes estarían preparándose para el traslado del Señor de Ceuta, de nuestro venerado Medinaceli con salida desde el Príncipe. Pero hoy es una Semana Santa distinta, diferente para todos, en la que las tradiciones las debemos cumplir sencillamente en nuestros corazones.