Sufian y Munir son los nombres propios de los dos sucesos que este 2014 se han saldado con la muerte tras el empleo de arma de fuego. Diez episodios, más de uno por mes, son los casos abiertos de heridos o muertes que aún no ha conseguido esclarecer la Policía en este año. Un 2014 que no hace sino seguir la ola de violencia que en años anteriores ha marcado la crónica negra de Ceuta y que en algunos casos esconde a pistoleros tan especializados
que han conseguido dejar en evidencia a los diferentes grupos de la Udyco provocando el archivo de causas ante la imposibilidad de hallar un simple hilo del que tirar. El caso más sangrante fue el asesinato de Tarek de un tiro en la nuca en el Príncipe hace dos años. Un archivo que viene a sumarse a la ristra de heridos que han visto cómo no hay ningún culpable entre rejas condenado por haberles dejado cojos o lisiados de por vida después de que los que fueron apresados como presuntos autores quedaran en libertad ante la llamativa falta de prueba y la tibieza de las operaciones llevadas a cabo.
La Policía no descarta que detrás de alguno de los últimos disparos ocurridos entre 2013 y este año estén las mismas personas o, cuando menos, los mismos autores intelectuales.
Se han repetido no solo los mismos patrones de actuación: dos jóvenes encapuchados que huyen a pie o a moto; también se cree que existe un ánimo de venganza aplicable solo a algunos de estos episodios delictivos. Es decir, prevalece un interés común detrás de algunos disparos en los que quien manda disparar busca sus brazos ejecutores.
Sobre la mesa de los investigadores policiales hay varios nombres de posibles pistoleros y de los pensadores a los que se intenta detener buscando el volumen de pruebas necesario.
El número estimado de armas en manos de estos pistoleros se estima en una veintena. Pistolas usadas para ejecutar, recogidas por menores y almacenadas en viviendas que sirven de zulo. Hasta ahora se han recibido informaciones sobre esos depósitos pero las operaciones llevadas a cabo han errado. La última, sorpresivamente, por muy poco. Se tenía información pero cuando se actuó no se halló arma alguna.
Algunos de los disparos se han producido con las mismas armas. Un origen común que denota la misma raíz aún sin esclarecer.
Los hechos evidencian dos claves: hay armas en poder de uso de una delincuencia organizada que actúa sin temor y hay figuras clave bajo sospecha policial que están detrás de algunos encargos o que, incluso, llegan a intervenir en algunas actuaciones siendo ellos mismos los pistoleros o los encargados de hacer un pase de droga y escapar de la Guardia Civil.