En agosto de 2015 se cumplirán 600 años de la conquista de Ceuta por los portugueses. Es una fecha que será preciso conmemorar muy especialmente porque supone mucho más que el regreso de Europa al norte de África y significa lo que Anna Unali llama los orígenes de la expansión europea en África (Ceuta 1415: los orígenes de la expansión europea en África de Anna Unali. Archivo Central de la Ciudad Autónoma de Ceuta, 2004)
Como ya sabemos, corría el año 709 cuando ese misterioso personaje, el Conde D. Julián, se rinde o colabora con las tropas árabes y entrega la ciudad de Ceuta, que sirve de base para la conquista de la Península, tras la batalla de Guadalete (711) que significa el principio del fin del reino visigodo.
Ceuta, bajo el dominio musulmán, pasará por varias etapas: desde el Califato de Córdoba hasta la Señoría independiente, los almorávides o los azafíes. Y es en 1415 cuando el rey lusitano Juan I conquista la ciudad de Ceuta, merced a una expedición en la que Portugal puso todo su empeño en una empresa nacional de gran calado.
Por tanto, después de más de seis siglos, en ese 1415, Ceuta vuelve a depender de un país europeo, 77 años antes que fuera conquistada Granada que cayó en manos castellanas en 1492. Y habrían de transcurrir 253 años más para que Portugal, en 1668, reconociera la españolidad de Ceuta, tras un paréntesis de ocho años desde que la ciudad norte-africana no siguió al nuevo rey de Portugal Juan IV, manteniéndose fiel a Felipe IV de España, tras el alzamiento portugués contra la monarquía española.
Seis siglos
Durante las reuniones que celebrábamos con el presidente, junto a mis colaboradores, para tratar asuntos de interés para la Ciudad, salió a colación el asunto del sexto centenario de la toma de Ceuta por los portugueses, lo que llamo el regreso europeo a África. Todos estuvimos de acuerdo –la última vez en julio de 2007- en que una celebración de esa importancia precisaba de preparación meticulosa realizada con bastante tiempo.
Con anterioridad, facilité datos, direcciones posibilidades de actuación y, en este momento, el impulso a la importante iniciativa sigue pendiente de una decisión ejecutiva, aunque quizás todavía estemos a tiempo.
Para organizar un evento de tanto calado, es preciso no repetir los errores de otras ciudades que han burocratizado en exceso ciertos proyectos. Entiendo que debe tratarse de un empeño general de Ceuta y no de una acción exclusivamente oficial. Las instituciones estarán en primera fila, pero detrás deben hacerse presentes los ciudadanos y las empresas ceutíes o las que trabajan en esta ciudad, obteniendo importantes beneficios en ella, junto a entidades portuguesas y de otros puntos de España.
Pero es necesario tener en cuenta que las empresas, en general, no participan en fundaciones o en proyectos como el que nos ocupa, tan sólo por altruismo o apoyo a la cultura. Ellas intervienen cuando obtienen un rédito publicitario o de imagen y ese beneficio intangible hay que garantizarlo para conseguir que se involucren activamente en un proyecto como la celebración de los 600 años de Ceuta en Europa. Todo sin olvidar el beneficio fiscal que puede obtenerse al aplicar la legislación que apoya los acontecimientos de excepcional interés público. Todo esto explica el poco éxito de algunas iniciativas, magníficas sobre el papel, pero escasamente secundadas por las empresas domiciliadas en Ceuta.
Vertientes de un proyecto
Una comisión organizadora debería trabajar enseguida para ir perfilando el proyecto. Es necesario reconocer que el asunto tiene varios aspectos a tener en cuenta. Uno es el histórico, de gran importancia desde luego; otro, el cultural y de divulgación; un tercero, lúdico en cuanto a celebraciones populares; cuarto, el económico para dotar de fondos a un proyecto tan ambicioso, sin olvidar la comunicación e imagen y, desde luego, el internacional, ya que se trata de una celebración que rebasará nuestras fronteras, por lo que será preciso contar con un diplomático que se integre en ese comité inicial.
Más adelante, con una hoja de ruta –utilizando esta expresión tan de moda- se estaría en condiciones de saber cual es la figura ejecutiva, los fondos disponibles y los eventos a llevar a cabo, con lo que sería necesario poner manos a la obra.
No cabe duda, que los seis años que quedan para el 2015 son realmente pocos para llevar a cabo tan ingente tarea y será necesario actuar con rapidez si se quiere relanzar a Ceuta en una fecha tan señalada.
Considero que se presenta la ocasión única para plantearse una celebración de gran calado y proyección internacional, en la que colaboraría con entusiasmo Portugal y otros países, para dejar constancia ante el mundo de la existencia de un trozo de cultura europea al otro lado del Estrecho, gracias precisamente a la expedición lusa de 1415.
Este artículo se publicó en El Faro de Ceuta en diciembre de 2008, hace casi 7 años y será reproducido en el libro Ceuta, ciudad sin rumbo de próxima aparición.