14 años de la ocupación de Perejil

En la mañana del 11 de julio una embarcación marroquí tomó el islote so pretexto de implantar un puesto de vigilancia contra el terrorismo y la inmigración ilegal y saltó la alarma.

Pasadas las 13:00 horas del 11 de julio de 2002 una embarcación militar marroquí se instaló en el islote de Perejil, de soberanía española, con el pretexto de implantar allí un puesto de vigilancia contra el terrorismo y la inmigración ilegal. Coronaron el peñón con dos banderas alauitas, siguiendo las órdenes de Rabat. Saltaba así la alarma que ahora catorce años después parece que no se recuerda. Tanto así que este lunes se cumplía la efemérides sin que los medios de comunicación se hayan hecho eco de este aniversario salvo nuestro diario, que con estas líneas recuerda el tenso episodio diplomático que se vivió durante esa jornada y en las siguientes hasta el día 20 de julio con la retirada de las tropas alauitas del islote español de Perejil.
Inmediatamente una patrulla de la Guardia Civil y dos de la Armada se desplazaron al lugar mientras los teléfonos de La Moncloa y la Delegación del Gobierno en Ceuta echaban humo. Encabezado por el presidente José María Aznar, el gabinete de crisis rechazó la ocupación marroquí del peñón español que incluso reclamaron como alauita y bautizaron con el nombre de ‘Laila’.
Doce militares, dirigidos por un comandante marroquí, instalaron dos tiendas de campaña en el islote con dos banderas del país vecino. Ese fue el contingente que tomó Perejil y que abrió una herida en las relaciones entre España y Marruecos.
Al rechazo del Gobierno español se unió al proclamado en la Asamblea de Ceuta apenas 24 horas después de lo ocurrido. Todos confiaban en una resolución pacífica y diplomática de este incidente, aunque la persistencia de Marruecos provocó que la Armada española reforzara su presencia en el islote estableciendo un férreo cordón de seguridad.
A pesar de la tensión, la vida en Ceuta no se vio alterada lo más mínimo y los puestos fronterizos funcionaron con normalidad en los días siguientes.
Mientras el Gobierno español insistía en agotar la vía diplomática para resolver este incidente, Marruecos dio la callada por respuesta, en medio de la boda del rey Mohamed VI, hasta después de los festejos nupciales. En tanto, el entonces secretario de Seguridad, Pedro Morenés, hoy ministro de Defensa en funciones, visitó Ceuta y después Melilla ante la gravedad de los hechos, mientras los buques de la Armada no solamente se desplazaron a nuestra ciudad, sino que también se trasladaron a la ciudad hermana de Melilla, donde también se condenó con contundencia una acción del Gobierno alauita que dos días después aún no había explicado.
Los organismos internacionales consideraron este incidente un asunto exclusivo entre España y Marruecos, pero era evidente que entre las instancias europeas la ocupación del islote generaba inquietud y preocupación. De hecho, desde la UE se instó a Marruecos a que retirara a sus soldados de Perejil, mientras el reino vecino seguía de boda.
Cinco días después Marruecos se enrocó en su postura y envió más soldados a Perejil. La OTAN optó ya por pronunciarse y cursar la misma petición que la UE, mientras desde el Gobierno alauita se insistía en que el islote era de su soberanía, por lo que la ocupación era ‘legítima’.
Una semana después de la ocupación Marruecos no tenía intención de retirarse de Perejil y España organizó a primera hora del 17 de julio una operación militar para recuperar el islote en la que fueron hechos prisioneros seis marroquíes que estaban allí y que fueron expulsados después por la frontera del Tarajal. Los entonces ministros de Exteriores y Defensa, Ana Palacio y Federico Trillo, justificaron esta acción en ‘legítima defensa’, mientras que las autoridades del país vecino consideraron esta acción como una declaración de guerra.

La mediación de EEUU
El Gobierno español no dejó en ningún momento de intentar dialogar con Rabat para dar una solución pacífica al conflicto y volver al statu quo del 10 de julio, mientras que el país vecino se resistía no solamente a mantener un diálogo sino a devolver algo que nunca fue suyo, aunque estuvieran convencidos de lo contrario.
El día 20 de julio el conflicto diplomático hispano-marroquí finalizó con la desocupación alauita del islote y, por tanto, los legionarios allí destacados pudieron hacer lo también. La mediación de EEUU a través del secretario de Estado Colin Powel fue clave al ser puente de diálogo entre ambos gobiernos, teniendo en cuenta que Rabat se resistía a un diálogo directo con España para solucionar el conflicto.
Por fortuna las relaciones hispano marroquíes quedan hoy algo mejor reconducidas y, de hecho, el Gobierno central presume de éstas. Además, la buena sintonía entonces y ahora con EEUU ha quedado igualmente constatada con la reciente visita del presidente americano Barack Obama este fin de semana.