En Ceuta faltan 120 policías nacionales y unos 200 guardias civiles. Agentes necesarios para garantizar el buen funcionamiento de las plantillas y que todos los servicios operen sin problemas. Hoy por hoy, la considerada Frontera Sur de Europa, la ciudad situada en la zona convertida en trampolín para el tráfico de drogas por parte de los narcotraficantes del norte de Marruecos arrastra un déficit preocupante. Un déficit que causa una auténtica sangría en la Policía Nacional y en la Guardia Civil y desmoraliza a sus plantillas. “No podemos hacer más”, se lamenta un componente del Instituto Armado.
A juicio de la CEP (Confederación Española de la Policía Nacional) en Ceuta es necesaria la incorporación urgente de 120 agentes más. Ahora mismo puede haber cubiertos 450 puestos de un catálogo de 570. La plantilla pasa una de sus peores épocas y eso hunde a los agentes porque ven que no pueden dar la respuesta esperada por una ciudadanía que, en demasiadas ocasiones, carga sus tintas contra ellos.
Ahora mismo los problemas más graves de efectivos se dan en Frontera y en Seguridad Ciudadana (grupos como la UPR y Atención al Ciudadano), advierte la CEP. Cuando aumente la población reclusa los problemas van a ser aún mayores. Hoy no se pueden cubrir con todas las garantías muchas incidencias. Hay quejas que no pueden ser atendidas con el envío de coches patrulla porque no los hay. La CEP augura que el panorama empeorará si no se adoptan soluciones urgentes para que estas cifras no sean negativas.
“Vamos a tener problemas para cubrir las excarcelaciones de presos para llevarlos al médico. Hemos pedido a la Delegación del Gobierno, y no se nos ha tenido en cuenta, un módulo para la custodia de presos. Es algo fundamental en cuanto aumente la población reclusa”, explica el sindicato en declaraciones a este periódico.
Ahora mismo la custodia de esos presos en el Hospital se hace en las habitaciones, con dos policías para cada interno, quitándose esa patrulla de atención al ciudadano, de la calle. De existir un módulo en el propio HUCE para esos internos, la vigilancia se podría hacer con más garantías y con menos recursos humanos, pudiendo desviarse los agentes a otros puntos en los que son necesarios. “Ahora se están cubriendo los servicios, pero en breve, si tenemos más presos, no se va a poder hacer. Es necesario construir ese módulo en el HUCE para presos hospitalizados para operaciones y demás. Si aumenta la población no podrá garantizarse esa custodia”, alerta la Confederación.
Si la Policía Nacional está mal, el panorama en este 2019 no es mejor para la Guardia Civil. La Asociación Española de este Cuerpo (AEGC) aclara que son necesarios 200 guardias civiles más. La Dirección cifró esa carestía en algo más de cien, pero la asociación incrementa esa petición para garantizar la viabilidad de muchos servicios en una ciudad en la que los problemas enquistados en la frontera y el puerto absorben muchos de los recursos. La inseguridad en ambas zonas no desciende. Más bien al contrario: aumenta y los guardias civiles que prestan servicio en estos lugares son los menos.
El propio Ministerio de Interior reconoce la falta de personal en el Instituto Armado y asociaciones como AEGC consideran urgentes el envío de personal para conseguir las respuestas mínimas merecidas por los ciudadanos.
La desmoralización de las plantillas es absoluta ante la falta de personal
El Tarajal soporta el tránsito de más de 30.000 personas diarias y hay ocasiones en las que el número de guardias civiles que prestan allí servicio es irrisorio. La misma situación extrema se produce en el puerto o en las propias costas, en un momento de presión migratoria ejercida no por los subsaharianos que salen de Marruecos en pateras sino por los propios magrebíes que entran por la frontera con su pasaporte y esperan en Ceuta para buscar la marcha en embarcaciones.
Oficialmente no se niega esta situación pero tampoco se le pone un remedio adecuado a una ciudad como Ceuta que soporta una presión delincuencial que rompe con cualquier estadística acorde a su población oficial, al ser punto frontera.
Ya no es solo la falta de agentes, ni tampoco los recursos con que cuentan. A esto se añade también la forma en que deben trabajar los agentes de la Policía Nacional y de la Guardia Civil en unas infraestructuras viejas que se convierten en particulares ‘pisos patera’ para estos profesionales. En el caso de la Jefatura Superior, situada en Paseo de Colón, hay áreas en la que se tienen que turnar los propios policías para trabajar. Se les ha prometido durante años una sede nueva: en Ybarrola, en el Príncipe, en la vieja cárcel de Los Rosales, en lo que nació como albergue y terminó siendo centro de acogida de menores... Siguen esperando mientras que la infraestructura está cada vez peor y las condiciones laborales de trabajo son pésimas.
La Guardia Civil sigue en Hadú. En una casa cuartel en la que se han hecho reformas y parcheos pero que no reúne las condiciones de una sede moderna y adecuada para el trabajo de sus agentes. Se les prometió hace más de diez años la construcción en Comandante Ayuso de su nueva infraestructura, quedando aquel proyecto muerto y en el olvido.
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