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1 de Mayo | El desafío de renovarse para seguir con la lucha sindical

Con motivo del Día Internacional del Trabajador, que se celebra el primero de mayo, FaroTV ha contactado en Ceuta con miembros de los sindicatos para que comenten su historia y cómo han cambiado los tiempos dentro de las formaciones sindicales.
En este caso nos atiende Antonio Palomo, exsecretario general de enseñanza de CCOO, y Amalia Díaz, delegada de CCOO de la Administración General del Estado de Educación, ambos con más de 30 años dentro de la agrupación.
Sobre cómo fueron sus inicios dentro del sindicato, Antonio Palomo explica que él posee una anécdota curiosa ya que relata que iba a hacer sus gestiones al Ayuntamiento como director de su centro educativo “y veía que los sindicatos pasaban antes que yo, por esta razón pensé que inscribirse en un sindicato iba a ser beneficioso”.
En se momento decidió afiliarse a un sindicato “que en ese momento eran cuatro o cinco y de entrada me encomendaron la Secretaría General de Enseñanza”, comenta. Desde entonces pasaron ya más de 30 años, hasta su jubilación, en defensa de los trabajadores. “Mi padre siempre me decía que nadie me iba a defender mejor que yo mismo, por esas circunstancias me metí yo en el sindicato”, añade.

Ambos califican que su unión a sus compañeros era como la de una gran familia

Más de tres décadas ligadas a una formación en la que confiesa ha hecho muchos amigos, este es el caso de Juan Luis Aróstegui, Julio López y Saturnino Díaz. “Con ellos tengo una relación de amigos y de haber compartido mucho y haber hecho cosas interesantes y conseguido, junto a otras fuerzas sindicales, muchos logros para Ceuta”, destaca.
Por su parte, Amalia Díaz decide hacerlo cuando se encontraba trabajando en el Hospital Militar. “Tuvimos una gran concentración y yo decido meterme porque venían los compañeros de los sindicatos y vi que verdaderamente era un bien para todos los trabajadores”, señala.
“Ahí ya fue mi inicio y ya no he parado y aunque esté jubilada yo sigo luchando por los trabajadores”, destaca.
De esa época subraya que tiene “muy buenos recuerdos”, porque vio, aunque ya lo supiera porque llevaba desde el año 75 en el Hospital Militar, “la complicidad de todos los compañeros y la unión que teníamos”.
Incluso ahora indica que “es como si fuésemos una familia, porque he estado mucho más tiempo con ellos que en mi casa, porque el sindicato te quita muchísimas horas de tu vida particular”.

Las movilizaciones han pasado de ser numerosas a no tener el respaldo de los trabajadores

En este sentido, también cuentan que el movimiento de los trabajadores ha cambiado mucho a lo largo del tiempo. Por ejemplo, Díaz narra que “el sindicato va cambiando porque vamos cambiando las personas”. Aunque lamenta que actualmente la población no se da cuenta y se cree que los que están en las formaciones sindicales “son los que tienen que luchar y no es así”. Además, expresa que “ahora la gente no se quiere ni mojar ni involucrar y la gente joven está más desconectada” e insiste en la necesidad de conectar con la población “porque el día que se pierdan los sindicatos se perderá toda la fuerza que tienen los trabajadores”.
Asimismo, Palomo explica que, desde su punto de vista, “ha cambiado mucho y ya en la parte final de mi etapa en el sindicato lo notábamos”. Por eso comenta que antiguamente, “las agrupaciones fueron un contrapoder para ejercer, mediante negociación-presión, defender tus derechos laborales”.
“Desgraciadamente, durante la última época se han convertido en una gestoría donde la gente gestiona a un precio barato todos los problemas profesionales que tiene y luego el nivel de presión sobre la administración es prácticamente cero”, declara.
Por esta razón, confiesa que en su última etapa en el sindicato se pensaban realizar las movilizaciones porque tenían muy poco respaldo, cosa que era totalmente al contrario en sus inicios porque “antiguamente yo sé que a la Junta de Personal se la respetaba, desde aquí se alzaba la voz y en Madrid nos atendían”.
Un cambio que se ha notado sobre todo en las movilizaciones para la lucha de los trabajadores que, como anteriormente ha comentado el ex secretario General de Enseñanza de CCOO, “antes eran muchísimo más numerosas teníamos unas circunstancias en las que nos encontrábamos con muchas carencias y, evidentemente, peleábamos con uñas y dientes”. Además, añade que actualmente esas carencias no son tan acusadas y “lógicamente no tenemos esa hambre de reivindicación que había antes”.
También comenta que esas movilizaciones antiguas eran “un poco agresivas”, pero siempre sin llegar a la violencia. “Recuerdo que vino un alto cargo ministerial a visitar una feria de Formación Profesional y lo perseguimos por toda la feria más de 200 personas y eso yo ya no veo que se haga”, lamenta.
Manifestación 1º de mayo 1994
1º de mato 1986
Manifestación 1º de mayo 1992 Alejando Bodas, Juan Luis Arostegui
1º de mayo

Piden que la juventud se implique más en el movimiento para pelear por un futuro digno

En la misma idea se encuentra Amalia, que expresa que cuando se convocan movilizaciones para cualquier asunto de trabajadores “siempre estamos los mismos porque la gente no quiere implicarse”.
Por eso explica que “hay que comprender que hay que luchar, porque el apático no va a conseguir nada, además, la gente quiere que solo se implique el sindicato y este no es nada sin la fuerza de los trabajadores”.
De sus reminiscencias en movilizaciones relata que eran “muy especiales” porque “días antes ya estabas con el gusanillo hablando con los compañeros a dónde íbamos a ir y qué íbamos a hacer y eso era la unión de compañeros que tú no veías en tu día a día porque cada uno nos dedicábamos a nuestra rama sindical”.
Por último, también realizan una valoración sobre el papel que está jugando la juventud en la lucha obrera en los tiempos actuales, considerando Antonio palomo que ve muy difícil que la juventud se implique.
“En mi última etapa sindical lo hemos intentado casi todo y cuando una persona no tiene hambre es muy difícil que se movilice, por eso me duele decirlo pero en Ceuta la conciencia reivindicativa entre la juventud está bastante muerta”, certifica.
Por su parte, Amalia Díaz reclama que los jóvenes “no pueden estar sentados en sus casas y que se lo hagan todo los demás”. “La juventud tiene que salir a la calle, luchar, hablar y trabajar para que los sindicatos no se pierdan, porque es la fuerza del trabajador y el que le da las herramientas, pero el trabajo de calle lo tienen que hacer todos para luchar contra quien haya que luchar, siempre y cuando sea una cosa razonable”, comenta.
“El trabajador no se puede quedar en su casa, tiene que salir a la calle y luchar por sus derechos, que cada día son nuevos”, señala.
Además, finaliza indicando que “todo eso se ve cuando entras en el sindicato, te involucras y defiendes lo tuyo, porque lo que pides es lo que crees justo lo que nos merecemos”.

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