La voracidad impositiva de los gobiernos no tiene límites. Esa gula ciega no les permite ver que existen otras formas de gobierno mucho más sostenibles y beneficiosas para el ciudadano. En los gobiernos no existen democristianos, existe una socialdemocracia más o menos moderada que cree que la misión de los impuestos es sostener al Estado, cuando el verdadero objetivo de los impuestos debería ser ponerlos al servicio de los ciudadanos. Se ha creado un ambiente de fiscalización en la vieja Europa, que tacha de paraíso fiscal a cualquier lugar que tenga impuestos inferiores al 15%, que es la tasa mínima del IVA general, al que pocos países se acogen. La mayoría aplica porcentajes un 40% mayores, entre ellos España, que se ha transformado, en 35 años de democracia, en el país más impositivo del mundo.
La excusa de sostener a un Estado que ofrezca unos servicios de calidad queda desmontada por los muchos y diferentes estudios que concluyen que una mayor presión fiscal es igual a más pobreza, a más corrupción, y no precisamente a más y mejores servicios. La creación de nuevos impuestos justamente cuando sale a la luz que la reducción de masa salarial pública ha sido insignificante pero fundamentalmente en educación y sanidad (reducción sectaria encabezada por el socialismo andaluz) y al mismo tiempo, solo dos parlamentos (ambos gobernados por los populares y con el voto contrario del socialismo) han realizado recortes sobre la enorme lista de prebendas y magníficos salarios de sus componentes, es un abuso sobre la ciudadanía.
Este último abuso sobre la ciudadanía es haberle colocado impuestos a la producción fotovoltaica; es decir, le han puesto impuestos al Sol. Beneficiando exclusivamente a las empresas distribuidoras y productoras de electricidad, donde casualmente suelen acoger con generosidad a los políticos que deciden pasar sus dorados y bien remunerados retiros. Llega a tal extremo este atropello que el Real Decreto plantea la posibilidad de que el Ministerio de Industria pueda entrar en tu casa sin orden judicial para ver si tienes una conexión legal o ilegal.
Hace un año, cuando estábamos al borde del rescate, el Gobierno decidió apagar los incendios de la piromanía política socialista con presión fiscal sobre la machacada clase media, el resultado es que nos encontramos a punto de superar esa línea roja de la recuperación que son los 250 puntos de la prima de riesgo, pero en el camino hemos dejado a una sociedad más injusta, donde las grandes fortunas son más gruesas, la clase media más exigua y la pobreza campa a sus anchas. Pensar que esto es bueno, es pensar que el fin justifica los medios.
Existe otro camino, que también defiende parte del PP, se llama democracia cristiana, e incluso el liberalismo. Ya va siendo hora de que se apliquen políticas de estas ideologías porque además, están legitimadas por el voto.
Lo triste de todo esto es que, por ahora, en política hemos pasado de los brindis al Sol a los impuestos al Sol. Y mientras tanto, el núcleo del voto al PP aguardando pacientemente a que pase toda la tempestad.