Después de padecer uno de los episodios más catastróficos de su historia, la zona calcinada de García Aldave vivía el día después o, más bien, las horas, tras sufrir el último y tercer foco de llamas hasta el momento, esa misma madrugada. Con el incendio controlado y perimetrado por el cuerpo de Bomberos, comenzaba el trabajo del resto de organismos implicados. Mientras que los peritos del Seprona se trasladaban hasta el lugar para comenzar con la investigación, los biólogos de Obimasa se reunían a primera hora para analizar el terreno afectado y determinar las zonas en las que comenzar a desarrollar la evaluación del daño.
Con los primeros esbozos sobre zonas como el arroyo del Infierno, los apuntes preliminares sobre la recuperación, pese a la desolación que presenta el paisaje, son alentadores. “La regeneración en esta zona será rápida, la del monte mediterráneo es buenísima y, en la parte que se encontraba el pino carrasco, que son de origen de repoblación, se podría introducir una especie autóctona y que rebrote mejor”, señalaba el biólogo de Obimasa, Ricardo Ugarte.
Pero no solo las especies vegetales arrasadas son las afectadas, también la fauna que habitaba en ellos.
Las llamas han calcinado monte bajo (con zarzales y lechar), alto y una zona de arbolado con presencia de eucaliptos, alcornoques y un pinar. Mientras que los alcornoques no presentarán problema alguno en su regeneración “dependerá lo fuerte que le haya dado para que lo haga de copa o de cepas”, el pino por su parte no correrá la misma suerte. “Al pinar hay que darle varias semanas para emitir un informe definitivo, ya que dependiendo de la fuerza del fuego es muy probable que no sobreviva”, exponía Ugarte.
El arbolado más longevo es el que presenta una recuperación más complicada. “Si muere y tiene ochenta años hay que esperar ese período”. Aunque, en general, las previsiones para la regeneración vegetal se estiman a corto y medio plazo.
Sin embargo, apuntaba Ugarte, que el incendio presenta una cara positiva: la renovación con especie autóctona. “A las laderas del sur les corresponde una vegetación de acebuche, algarrobo, tetraclinis y alcornoque, y en la zona norte de quejigo. Aunque lo ideal sería disponer de todas las etapas de sustitución, ya que potencia la riqueza del paisaje y aumenta la diversidad animal”.
Como apuntaba Septem Nostra, uno de los problemas que se abre con el incendio es la posibilidad de que las cenizas presentes en la tierra desemboquen en la época de lluvias en el embalse del Infierno, con la consiguiente contaminación de las aguas. Desde la asociación advertían de la necesidad de actuar “con urgencia” para contener las tierras afectadas en cuanto las llamas se encuentren sofocadas.
En su perfil de Facebook, Obimasa daba la razón a la asociación al reconocer que el incendio forestal puede arrastrar las cenizas presentes en la tierra durante la época de lluvias hacia el embalse del Infierno que podría contaminarse. “Lo ideal sería que no haya una lluvia muy fuerte porque en dicha superficie es imposible realizar técnicas de retención, como fajines o mantos para las cenizas”.
“Continuamos apagando rescoldos aunque el incendio está controlado y perimetrado”
Sin duda la labor incesante del Cuerpo de Extinción de Incendios está siendo encomiable. Aunque las cenizas ya no están candentes las dos dotaciones presentes en el entorno afectado continuaron durante toda la jornada de ayer refrescando constantemente el terreno para, así, evitar un rebrote. “Estamos terminando de apagar algunos rescoldos todavía activos y recogiendo los tendidos que se dejan en prevención por si se reactiva durante la noche”, manifestaba en torno al medio día el cabo Manuel López. Aunque el incendió no se podrá dar por extinguido hasta transcurrido un mínimo de 48horas, el propio López anunciaba que desde las 6.00 horas de ayer se encontraba “controlado y perimetrado”.