A Yusef Benalilou, el joven de Ceuta fallecido este jueves en la zona de las cuevas de la costa del Sarchal durante una de sus expediciones de pesca submarina y
cuya trágica pérdida ha conmocionado a la ciudad, le fascinaba esa afición desde su más temprana adolescencia. “A los 10 años, cuando estudiaba en el CEIP Lope de Vega, era un chico muy poco desarrollado físicamente y sufrió algún episodio de acoso por ello, pero cambió el chip, empezó a hacer deporte y se convirtió en otro”, recuerdan en su entorno familiar.
El todavía apenas un niño empezó a entrenar y durante un tiempo practicó el baloncesto con el club del IES Luis de Camoens, en el que prosiguió su formación académica hasta la recta final de Secundaria, pero la pesca, con caña primero, y el buceo fueron las aficiones que lo encandilaron para siempre cuando las entrelazó.
“A los 13 ó 14 años empezó a bucear y rápidamente logró un gran dominio y destreza para practicar la
pesca submarina, que era su mayor afición”, rememoran sus allegados, con los que vivió (padres, abuela, hermano dos años menor...) hasta hace apenas unos meses en la casa familiar de Recinto Sur.
El verano pasado se independizó a una vivienda justo al lado, también en la calle Molino, cerca de la mezquita, junto a su esposa y su hijo, nacido a principios de 2022 y de apenas medio año de edad. “Le gustaba trabajar y vivir, disfrutar de sus días libres con su familia y conocer sitios nuevos en la Península o en Marruecos, en Tánger, en Martil... Siempre estaba pidiendo recomendaciones”, indica su tío.
El joven, vecino del Recinto, deja esposa y un bebé
El joven realizaba trabajos de mantenimiento en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) a través de una empresa y ayudaba a sus padres con el puesto de pescadería que regentan en Juan Carlos I para efectuar, por ejemplo, los repartos matutinos de género. Cuando sus obligaciones laborales se lo permitían y encontraba un compañero, pues “nunca” lo hacía solo, se iba a pescar.
“Le llamaban 'el niño de los meros' por los ejemplares que capturaba entre otros puntos en la zona de las cuevas del Sarchal, adonde fue este jueves con un amigo para hacer lo de siempre: relevos en los que uno subía mientras el otro bajaba y viceversa... En uno de ellos
Yusef no apareció y su compañero dio la voz de alarma”, repasan lo acontecido en su entorno.
Las horas más difíciles de soportar fueron las de última hora de la tarde y, sobre todo, madrugada, cuando el
operativo de búsqueda fue parcialmente suspendido. “Queremos agradecer lo que han hecho muchísimas personas, desde Protección Civil hasta muchos vecinos... Más de lo que podían, pero
esta desgracia debería servir al menos para que la Ciudad se prepare y proyecte un protocolo nocturno por si hay que afrontar otra vez un caso parecido, para que las tareas no se paralicen mientras es de noche”, reclaman los allegados.