Aunque Mindfulness parece ser una nueva corriente o herramienta dentro del crecimiento personal, en realidad hablamos de una técnica milenaria.
Su origen se remonta a 2.500 años en la tradición budista con Siddahrta Gautama, Buda, que fue quien inició esta tradición religiosa y filosófica.
El Mindfulness moderno está basado en el movimiento budista Vipassana, una antigua técnica de meditación de la India que consiste en "tomar conciencia del momento presente".
Expresado de manera coloquial, podríamos decir que Mindfulness es la parte técnica de la meditación, ya que separa su práctica de cualquier filosofía o religión y se centra en el entrenamiento de la atención plena.
Popularizado en occidente por Jon Kabat-Zinn, profesor emérito de medicina, creador del método “Reducción del estrés basada en la atención plena”, se enseña desprovisto de cualquier componente o terminología oriental.
Mindfulness, plena atención o conciencia plena, es la capacidad de enfocar la atención en pensamientos, emociones, sensaciones y lo que nos rodea desde la aceptación y el no juicio.
No consiste en intentar relajarse, no es una religión, una línea de pensamiento ni una filosofía de vida, no trata de transcender la vida ordinaria, sino que se adapta a cualquier situación tampoco es un ejercicio o esfuerzo para vaciar la mente, básicamente es aprender a centrar toda la atención Aquí y Ahora.
¿Qué aporta Mindfulness?
Conciencia corporal: Conexión con los distintos estados de nuestro organismo, a nivel postural, facial, respiración, zonas de tensión, etc.
Autoconocimiento: Mayor información sobre nuestros patrones mentales y emocionales.
Potenciación de la concentración: Desde la observación, somos más conscientes de los momentos de dispersión, y podemos entrenar la concentración en lo que estamos haciendo en cada momento.
Conexión con el “aquí y ahora”: Desde la observación, identificamos los momentos en los que la atención se dispersa en el pasado o en el futuro, posibilitando que pongamos el foco en el momento presente.
Aprendizaje de observación sin juicio: Recibimos la información sin necesidad de etiquetarla o juzgarla.
Optimización del tiempo y los recursos personales: Desde la observación, identificamos los sobreesfuerzos mentales y físicos derivados de la dispersión.
Reducción de los niveles de estrés: A partir de dicha optimización, la proporción esfuerzo/resultado es mucho más equilibrada.
Autogestión: Desde la observación de pensamientos y emociones, podemos conectar con nuestra capacidad natural de gestión de los distintos estados por los que pasamos, aportando sensación de seguridad y serenidad.
Conciencia del otro: Desde la observación de nuestros propios estados, nos resulta más fácil entender cómo se pueden sentir los demás.
Habitualmente desarrollamos patrones de pensamiento que nos llevan a sufrir por experiencias y situaciones del pasado, que ya no podemos cambiar, a angustiarnos por eventos futuros que todavía no han ocurrido, los “y si…”, a rechazar lo que estamos pensando o sintiendo y a juzgar o etiquetar lo que nos pasa “bueno, malo, etc.”
Mindfulness nos enseña a atender al momento presente, sin dejar que la mente se vaya a pasado o futuro, y nos enseña a hacerlo desde dos puntos importantes, la aceptación de todo lo que surja y la ausencia de juicio frente a todo lo que surja.
De esta forma, aprendemos a estar plenamente presentes y conscientes, recibiendo una mayor cantidad de información sobre nosotros mismos y el entorno, e incorporamos herramientas útiles y sanas de autogestión, ya que Mindfulness aporta un mayor nivel de autoconocimiento.
La curiosidad, la apertura y el juego son elementos que deben estar presentes en el aprendizaje de Mindfulness, así como el hecho de aparcar la necesidad de hacer y sustituirla por la de ser.
Jon Kabat-Zinn diseñó un programa estructurado de entrenamiento de 8 semanas de duración, y desde su creación se han realizado múltiples estudios sobre los efectos positivos que esta herramienta tiene en distintas patologías.
Si comparamos la esencia de Mindfulness con la de Yoga, descubrimos múltiples similitudes.
Las dos te invitan a un viaje hacia tu interior, desde la consciencia, la calma, la observación, la curiosidad y la apertura.
Ambas te ayudan a conocerte a un nivel profundo, a ser consciente del estado de tu cuerpo en cada momento, a identificar tus zonas cómodas e incómodas y a autoregular tus estados de forma sana y equilibrada.
Las dos te muestran el ritmo y la calidad de tus pensamientos y te muestran tus distintos estados emocionales, y en las dos, desde la observación calmada y el silencio, eres una persona cada vez más presente y consciente.
Tanto Mindfulness como Yoga promueven en ti un crecimiento interior a partir del autoconocimiento que favorecen, y ambas postulan la importancia de ser, más allá de hacer.
A veces tenemos la sensación de que las herramientas prácticas y útiles deben ser algo lejano y complicado, y en este caso, Yoga y Mindfulness te vuelven a traer a lo sencillo, observa tus sensaciones, tu respiración, presta atención a todo lo que puede estar pasando dentro de ti y a tu alrededor.
Llegados a este punto, es importante recalcar que son dos prácticas que van de la mano, ya que el estado ideal durante la práctica de Yoga, es el de atención plena, observación consciente.
Yoga es una disciplina que trabaja cuerpo, mente, emoción y energía, y para vivirla en profundidad necesitamos mantener ese estado meditativo o de Mindfulness durante su práctica, observar tu cuerpo, tu mente, tus emociones, el espacio que te rodea, ser conscientes del aquí y el ahora y simplemente fluir, ser.
Recapitulando, en la era de la tecnología, las prisas y el estrés, urge tomar conciencia de que necesitamos herramientas de bienestar y crecimiento interior y, entre esas herramientas, no cabe duda de que Yoga y Mindfulness ocupan un lugar destacado, y su incorporación puede proporcionar:
El placer de aprender a observar y sentir simplemente por observar, conciencia y consciencia, compresión, compasión, un aumento de la capacidad de manejo de situaciones estresantes, mayor claridad en la toma de decisiones, mayor creatividad en la resolución de conflictos, mayores niveles de calma y estabilidad y en general, una mejor calidad de vida en todos los sentidos.
¿A qué esperas para probar?
La Fundación Premio Convivencia (FPC), adscrita a la Consejería de Presidencia y Relaciones Institucionales, promueve junto con la Comunidad Hindú de Ceuta y en colaboración con otras entidades las II Jornadas Día Internacional del Yoga, que se desarrollarán los próximos 16, 17 y 18 de junio, viernes y sábado, e incluyen talleres y clases sobre esa disciplina física y mental y originaria de la India dirigidos a todas las edades
El sábado, además de las clases de yoga en la playa, en el Hotel Ulises se desarrollarán talleres de Reflexología Thai –de 11.30 a 13.00, impartido por Ángel Sánchez-; Reiki –de 13.00 a 14.30, con Edith Rivas y Nieves Ruiz; Ayurveda –de 17.00 a 18.30, de la mano de Pamela Kishore-; y Alimentación consciente o ‘Mindufl eating’ –de 18.30 a 20.00, de la mano de Natalia Hincapié-.
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