“Yo no me he disparado. Quiero justicia y saber quién lo ha hecho”

Yassin está a punto de ir a hacerse la cura en la pierna. Salió del hospital hace apenas tres días después de que un encapuchado le disparara “por la cara, sin esperarlo y dejándome así”. Señala su pierna, que tuvo que ser intervenida en tres ocasiones para sacarle dos proyectiles que se le quedaron dentro.

“El primer proyectil me rozó el muslo y se quedó en esta parte baja y el segundo fue directo a la pierna”, explica sujetándose en la muleta que ahora le ayuda a desplazarse por una barriada, la suya, que dice ya no conocer porque se siente inseguro. “Si yo que estoy limpio, nunca he tenido problemas con nadie, no me he metido en problemas y no entiendo quién puede hacerme esto recibo dos disparos... ¿quién no los va a recibir?”, explica.
Los hechos sucedieron la noche del martes cuando estaba celebrando, en la calle Este, el cumpleaños del hijo de su primo. Entonces a eso de las once de la noche salió a la calle a coger cobertura para internet con el móvil a unos 20 metros de la puerta de la casa. Se sentó en una escalera y apareció un encapuchado. “Me quedé parado, incluso pensé que se trataba de una broma, se puso detrás de mí como subiendo una cuestecita que había y cargó la pistola y me apuntó. Le dije que no, poniendo la mano delante y diciéndole que no fuera a disparar, y ya fue cuando disparó y y me dio... Eché a correr gritando socorro”.
Yassin Alí Mohamed pide justicia. “Ya cuando abrieron la puerta caí al suelo. Era como si te quemara y cuando fui al hospital”, recuerda la imagen de muchos niños a su alrededor y la gente tratando de ayudarle. Cree que el pistolero era joven por su constitución, pero ni siquiera pudo mirarle los ojos  porque “estaba a unos tres o cuatro metros y era de noche”. Tiene 27 años, tres hijos y en la actualidad está cobrando el paro. “He estado trabajando en el Plan de Empleo y en Urbaser pero ahora estoy desempleado”, explica este joven que dice estar atemorizado. “Ahora no sé si me he cruzado con el que me ha disparado, ni siquiera si ha venido al hospital a visitarme... No estoy tranquilo ya en la barriada en sitios donde he jugado desde pequeño y así no puedo vivir, la verdad”. Pero lo que más le ha dolido, asegura, es que las fuerzas de seguridad se planteen, entre las hipótesis barajadas, que haya sido él mismo el que se disparó. “Eso ya ha sido el colmo. Si hubiera sido un tiro, vale, ¿pero dos? Además, ¿cómo puedo dispararme por detrás?”, se justifica satisfecho de que al menos le han hecho la prueba de la pólvora y eso demostrará lo que dice. Además se llevaron el pantalón que llevaba puesto la noche de los hechos y colaboró en todo momento con la πPolicía; incluso un familiar buscó el casquillo de la bala para que investigaran su procedencia.
“Nadie en la barriada se cree que me han disparado”, asegura mientras sus vecinos al verle van a saludarle y a preguntarle cómo se encuentra. Rodeado de amigos, pide que se aclare su caso. “Cuando no saben cómo resolverlo dicen que uno se ha disparado y archivan el caso. No hay derecho. Quiero que lleguen hasta el final porque podría haber sido un chaval de la barriada porque muchos tienen armas, podía estar colocado y disparó al primero que se le pasó por la cabeza”, asegura.
“Quiero justicia”, dice tajante, “y caminar tranquilo por una barriada que se ha vuelto insegura”. Quiere que haya detenidos y saber por qué le han disparado o si ha sido fruto de la casualidad por encontrarse en ese lugar. “Cuando insinuaron que me había disparado me derrumbé, eso no se puede permitir porque no es verdad”. Asegura que “es falso” y que “tan sólo el hecho de planteárselo alguien hace que me sienta humillado”. Se hace la pregunta de lo que ganaría si se hubiera dado ese caso. “Ni tengo ajustes, ni tengo cuentas con nadie ni siquiera salí a fumar como se dijo porque yo no fumo, soy deportista y no tengo problemas con nadie”. Por eso, Yassin pide que en su barriada natal las cosas cambien, porque “antes estabas tranquilo, ahora se hace de noche y te tienes que ir a casa. Incluso ayer al entrar en mi casa salió mi hermano y me sobresalté”. Pide que su caso se resuelva ya que “no pueden estar en la calle personas que te disparan sin sentido y  que siguen por ahí tan tranquilos” e insiste en su inocencia recordando que además de ser agredido físicamente, al sospecharse eso de él se le agrede también psicológicamente.

“No vayas a disparar. Y lo hizo”

El herido, que utiliza muletas y lamenta que no puede correr como solía hacer, sabe que podría haber sido más grave, pero lanza una protesta porque “son muchos los chavales jóvenes que tienes pistolas en la barriada y que se drogan y eso es un peligro”. Es lo único que le queda por pensar, ya que asegura que ni tiene “ajustes, ni cuentas con nadie”. Por eso lamenta que se pueda especular con que haya sido él mismo el que se haya pegado un tiro. En torno a su testimonio, varios amigos abren un debate y dicen que “las fuerzas de seguridad y la justicia deben resolver lo que pasa y encarcelar a los culpables”. Y recuerdan que al día siguiente encontraron un coche con un pasamontañas y una pistola dentro y sus ocupantes ya están en la calle. “Aquí hay miedo y pistolas. Eso es así”.