Cariñosamente,
le llaman pequeño Alcalde
los ciudadanos del lugar,
estiman por su buen corazón
aprecian porque todo da, dicen,
ama, cuando hay que votar, digo.
Cree en el buen Dios,
los domingos va a misa
para dar el pego,
no se sacia del poder
de él sólo está ciego.
Es patético, presuntuoso,
egoístamente celoso
e insolidario a espuerta, aunque
presume de lo contrario.
¡Yo te habría ayudado!
solo me has dejado
para la Eternidad
no tengo mujer e hijos
ni nadie a quien besar;
conmigo el apellido se pierde,
mi vida no tiene sentido
tú, Fraiz, y otros, me habéis jodido:
ojalá se arrugue tu estampa
por las veces que me hizo llorar
tu indiferencia abismal.
¡Yo te habría ayudado!
pues, soy inmensamente mejor;
cuando lo desee, puedo darte
mil baños de humildad,
diez de buen corazón,
cien de solidaridad,
porque me sobran
y puedo dar.
¡Sabes!
La historia no te absolverá,
como dijera en español
alguien en el Nuevo Mundo,
por lo que hiciste conmigo
lo que haces por la Ciudad
PD. En tantos años de soledad, en mi recuperación metan y física, pude componer canciones, lo hice en 138 ocasiones. La mayoría vivencias por lo que pude ser y no fui, por alguien que amé, por esta Ciudad linda, pero con malas gentes.
El 5 de octubre de 2003, día del homenaje a Serrán, su compañero en el U.A. Ceutí, mío en el O’Donnell CF, en la Tribuna del Estadio va y me llama: “¡Paco!, acércate por el Palacio Autonómico, conozco tu caso y deseo ayudarte”, presente Quico Martell.
Llegué antes que él al Palacio, cuando lo hizo comentó: “Mira, ahora tengo un Pleno -era verdad- te va a recibir uno de mi equipo”.
Me llevan a una sala estrecha y larga, con una mesa igual de larga, hace que me siente un individuo, por aquel entonces no le conocía, luego supe cuan es, don Manuel Coronado.
De buenas a primeras va y me dice con voz arrogante, “¡esta no es una oficina de da empleos!”. No supe reaccionar, no esperaba ese arrebato; para él si hubo empleo después de lo que hiciera.
En el buzón de su domicilio le dejé esto, esta anécdota, ni mi dijo; así le va.
Saben, entré de conserje en el colegio público Lope de Vega, por enfermedad de un compañero a instancia de la hoy delegada del Gobierno, Ori del Carmen Mateos, y mi excompañero en la Academia don José, don Jesús Fortes, curso 98-99. Para el 99-2000 hube de examinarme, obtuve el número 2 en el mismo. Ya para el 2000-2001 de nuevo me examinaron obteniendo el número 1 en el oral; en el escrito preguntas de cultura general pusieron; no acabé el Bachillerato, el fútbol mandaba pues, fui de los que lo tuvo todo, mis amigos de infancia apenas nada, peor no existía la diferencia social de hoy. No me aprobaron, sí a personas que no sabían ni leer y demás, igualmente algunos no nacidos aquí; no enseñaron el examen cuando lo pedí.
Él tiene todas las posibilidades, seguro que querrá decir a Ceuta, en general, algo contra lo que expongo. Cuando quiera y donde quiera lo hablamos.
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