Casi una semana ha pasado desde que tuvimos el Comité Federal más difícil de la historia de este partido. Todavía no me he recuperado del sentimiento que me produce haber visto a grandes socialistas llorar y sufrir por la intensidad de unos sucesos que tardaran en quitarse de nuestras retinas. Pero son sucesos que deben de quedar en las puertas de las sedes y que, en cambio, lejos de alimentar la serenidad y la unidad, nos encontramos con Secretarios Regionales, pongamos que hablamos de Hernández, contando unos hechos en la prensa totalmente parciales y de forma unilateral, antes de reunirse con la militancia.
Siento tener que decir que mi Secretario General falta a la verdad. Pero como no quiero contribuir a que se siga vendiendo una imagen dañina para el PSOE, lo que sí voy a destacar es que espero que la dirección de mi partido considere y tenga en cuenta la carta que le envié, como miembro del Comité Federal del PSOE, para que convoque una asamblea informativa y así rendir cuentas a la militancia. Esta asamblea debe de ser convocada antes de que el partido se reúna para hablar de la posición del PSOE respecto a la formación o no de un Gobierno que impida o no la celebración de una terceras elecciones, con todo lo que eso conlleva.
Los estatutos dictaminan que estoy obligada a informar después de asistir al Comité Federal y estas reuniones hasta ahora no se han facilitado. Eso ha conllevado a que no se tenga una visión objetiva y sí sesgada de la jornada del Sábado en Ferraz, provocada en gran medida por los medios de comunicación. Considero que tenemos que ser transparentes ante la afiliación y nunca antes en la historia del partido hemos experimentado un hecho tan dramático, para el conjunto de la organización, que sólo podrá ser resuelto con diálogo y no con anuncios personalistas sobre una reelección como Secretario General. Precisamente eso es lo que le taché a Pedro Sánchez, que pensara antes en un Congreso que en la gente, y eso es lo que le recrimino a Manuel Hernández, que piense antes en volver a presentarse a la Secretaria General, que en lo que se nos viene encima. Creo que, aunque tiene todo el derecho del mundo, no es el momento.
Dicho esto, sólo me queda insistir que aquí no hay ni buenos ni malos, todos somos socialistas y que no voy a consentir que me manipulen y que me utilicen. El no a Rajoy es la decisión tomada de forma colectiva en un Comité Federal y será el Comité Federal quien lo mantenga o lo reconsidere. Y nadie, absolutamente nadie, le quiere quitar el voto y la voz a la militancia.
Ya está bien de dañar las siglas.