... Y ya han pasado casi seis años

Sí, han pasado casi seis años y estoy como el primer día viendo casi a diario a los culpables, sin que la justicia me haya dado explicación alguna hasta el momento.

Y creo que estoy en mi máximo derecho como madre tan dolorida, rota de dolor por la muerte de mi hijo Marco Antonio de treinta y ocho años de edad, cinco de ellos perteneciendo al Cuerpo de Bomberos de Ceuta. Aquel fatídico día, mi hijo en compañía de tres compañeros de trabajo se dispusieron a hacer sus acostumbradas prácticas de buceo, actividad que practicaban con alguna frecuencia (los equipos de salvamento tiene que estar preparados como todos sabemos en toda las actividades por posibles accidentes). ¡Eso nos creemos todos! Dos de ellos estaban en la superficie, quedando los otros dos restantes abajo. El que quedó sumergido junto con mi hijo subió a la superficie comunicando a los demás que mi hijo se encontraba mal y que algo no iba bien, volvieron a sumergirse los que estaban arriba y ya no lo encontraron, dando aviso a los correspondientes puestos de socorro de la ciudad. Después de una intensa búsqueda, gracias a un equipo de personas que se dedican a dicha actividad, acudieron al sitio y encontraron el cuerpo de mi hijo. Desde aquí quiero darles las gracias, también a personas ajenas a la familia que se dispusieron a ayudarnos y a los equipos de socorro de la ciudad que intervinieron en la búsqueda solo con el deseo de encontrar el cuerpo de mi hijo. Como ya he explicado anteriormente, en este caso existe mucha negligencia por parte de los responsables, mientras la justicia no me demuestre lo contrario. Por otra parte, dicha actividad no estaba ni está legalizada por la Ciudad, con lo cual el responsable de todo esto debería haber prohibido esa salida y tener el equipo bajo llave, para eso es el responsable. ¿Puede dormir la Ciudad tranquila sabiendo que dicho Cuerpo de seguridad no sabe defender su trabajo en un posible accidente marítimo? Creo que no, no nos van a salvar porque no saben defender el “cargo”, no están preparados para la misión que se les ha encomendado. Es muy bonito firmar una nómina a final de mes sin hacerse cargo de su debida responsabilidad y dejar que caiga quien caiga, con esto no quiero generalizar, hay muchas personas muy preparadas defendiendo a capa y espada su trabajo en otros Cuerpos de la ciudad, solo hago alusión a la parte de cierto Cuerpo de salvamento que me preocupa, ellos están para salvar vidas ¿porque no salvaron la de mi hijo que la tenían en sus manos aquel día? Parece ser que actuaron como Poncio Pilatos y aún están de rositas llevando en sus espaldas moral y físicamente dos muertes la de mi hijo y la mía, en dicha espalda cabe todo. Cuando una madre pierde un hijo, ella también muere y máximo una muerte que se podría haber evitado. Mi hijo era una persona sana con muchas ganas de trabajar y de vivir y se las han arrancado de raíz unos indeseables que no merecen nombrar y ojalá llevaran en su frente grabada a fuego una C de culpables… y de muchas cosas más. Espero que en su día salga todo a la luz, la ley sea justa y en su día se sepa con nombres y apellidos. Y que los culpables que están sueltos tengan que agachar la cabeza, pero respecto a su comportamiento no les importará que lo señalen con el dedo, ya que han demostrado no tener principios, ni honestidad, con lo cual no sentirán nada porque no sienten nada. Por otra parte me siento engañada por la Ciudad, poco tiempo había pasado desde aquel día, le concedieron a mi hijo la medalla de oro de la Ciudad y el nombre de una calle. Todo este tinglado solo fue un tapaboca para que no hablara, hay muchas “tapaderas” y si hablaba se destaparían muchas cosas feas que no conviene que se sepan en la ciudad. En aquellos días yo estaba en una nube sin darme cuenta de lo que estaba sucediendo, cuando una madre pierde un hijo no sabes donde estás, te quedas vacía, no ves, no oyes, no tienes los pies en el suelo y aprovechando que no me daba cuenta de lo que pasaba jugaron con mis sentimientos. Pero al despertar me di cuenta de la situación, abrí los ojos y comprobé que todo fue una farsa, una burda mentira para acallar los rumores que no convienen que estén en la calle, tiene que cubrirse la cara y quedar bien aunque hagan tanto, tanto daño. Pido a Dios todos los días que ninguna madre más pase por lo hemos pasado muchas madres, ninguna se lo merece.