Ni las retenciones de vehículos con tiempos de espera de hasta cuatro horas, ni la presencia constante de policías del Puerto, ni el blindaje que en materia de seguridad vienen a aportar los GRS de la Guardia Civil sirven para frenar los constantes intentos de pase clandestinos.
Para argelinos y sirios, la Operación Paso del Estrecho representa una segunda oportunidad para la fuga. Ese caos es para ellos el traje adecuado que garantiza la infiltración en alguno de los ferrys que une Ceuta con la península. Esa presión es conocida por las fuerzas de seguridad que intentan dar al traste con los propósitos de estos jóvenes.
Fuentes del Instituto Armado reconocen a El Faro que se están produciendo actuaciones diarias. Su labor se centra en detectarlos y trasladarlos fuera del recinto portuario. Nada más pueden hacer. Son residentes del CETI por lo que, al poco tiempo de realizar el trámite de su localización y detección, vuelven a estar en la calle poniendo en escena otro nuevo intento de pase.
Junto a los adultos, también están los menores extranjeros. Marroquíes que pernoctan de manera habitual en el puerto y que buscan saltar a los barcos cuando estos atracan o colarse en algún vehículo antes de que llegue al filtro de reconocimiento policial. “Esta noche ha sido constante”, señala uno de los agentes. Se refiere a la presión de estos inmigrantes que no dudan en arriesgar sus vidas para colarse en los amasijos de algún vehículo o, directamente, saltar al barco y trepar hacia su parte superior después de haberse arrojado al agua con anterioridad.
La pasada OPE se saldó con más de 300 intentos de pase, buena parte de ellos protagonizados por los mismos inmigrantes. El hecho de que haya quien lo consiga constituye el mejor de los efectos llamada para que la técnica continúe. Ellos representan las escapadas más burdas, lejos de quienes, previo pago de cantidades económicas, consiguen documentación falsa para embarcar o se hacen con el hueco preparado en algún doble fondo.
Cualquier forma es válida para conseguir lo que, en definitiva, todos persiguen: llegar al otro lado y batir la segunda frontera que deja a Ceuta en un limbo en el que todo vale.
Cruz Roja asistió a 8 argelinos tras caerse al mar
Un Equipo de Respuesta Inmediata en Emergencias (ERIE) de la Cruz Roja asistió la pasada madrugada a 8 argelinos que habían intentado saltar a los barcos, cayendo cinco de ellos al mar, tras trepar por uno de sus cabos de amarre al muelle. El resto fue localizado ya en el interior del barco que tuvo que ser revisado a fondo por si había sido ocupado por más sin papeles.
La institución humanitaria trasladó una ambulancia hasta el Puerto y repartió ropa y mantas entre los inmigrantes, ninguno de los cuáles tuvo que ser trasladado al Hospital Universitario. La alerta recibida por Cruz Roja le llegó del 061. Se tuvo que activar además un protocolo de rescate para sacar a los sin papeles del agua, contándose con la participación de las distintas fuerzas de seguridad de control en la zona. El episodio de ayer no es nuevo. Son precisamente estos pases tan arriesgados los que provocan que se pueda terminar así o incluso arrollados por los propios ferrys ya que hay quienes intentan dar el salto cuando el barco está en las labores de atraque. Cruz Roja se mantiene fija en el puerto con sus voluntarios.