El director territorial saliente del Instituto de Gestión Sanitaria (INGESA), Jesús Lopera, es el protagonista mudo del conflicto que agita la Facultad de Ciencias de la Salud de Ceuta desde Año Nuevo.
Nada más pasar la resaca electoral del 20-N, el socialista, al que este medio ha intentado localizar en reiteradas ocasiones sin éxito, pidió a la Oficina de Conflictos de Intereses de la Administración General del Estado un informe “al haberse detectado una posible incompatibilidad de trabajadores del INGESA que a su vez desempeñan una segunda actividad pública como docentes en la Escuela de Enfermería perteneciente a la Universidad de Granada.
Según todas las fuentes consultadas, Lopera era perfectamente consciente de cuál sería el veredicto: negativo. De acuerdo con la documentación sobre el caso a la que ha tenido acceso ‘El Faro’, la Oficina en cuestión dictaminó a mediados del mes pasado que “todo el personal estatutario que actualmente desempeña una segunda actividad pública como docentes en la UGR sin previamente haber solicitado y obtenido la obligatoria resolución favorable de compatibilidad se encuentra en una situación irregular respecto del régimen de incompatibilidades”.
Como conclusión lógica, las misivas recibidas por buena parte de los 16 profesores que componen el claustro docente les advierten de que con la integración definitiva de la Escuela de Enfermería en la institución nazarí, que se consuma este año, “mientras no vuelvan a solicitar la compatibilidad, no pueden seguir simultaneando la segunda actividad, ahora pública, docente”.
El INGESA da dos opciones a los involucrados: “Si su situación se tratara de puestos susceptibles de compatibilidad, deberán instarla en diez días, con independencia de que tal y como consta en el informe de la Oficina, no podrán simultanear la segunda actividad hasta que hayan solicitado y obtenido la obligatoria resolución favorable de compatibilidad”, reza la primera salida.
La segunda es más contundente: “Si, por el contrario, su situación no resultase compatible, tendrán que optar en el plazo de un mes por una de sus actividades públicas, quedando en excedencia voluntaria en su puesto de trabajo para esta entidad [el INGESA] en el caso de que no realicen su opción de forma expresa”, subraya.
Aunque el equipo decanal de la Facultad y el Rectorado de la Universidad de Granada siguen confiando en encontrar una solución viable para el caso, la Escuela es un hervidero entre cuyo alumnado ha corrido como la pólvora el rumor de que incluso se podría bajar la persiana y repartir a los estudiantes por otros centros de la Península. De momento, a la espera de reuniones con el Ministerio de Sanidad, la institución universitaria se resiste a contemplar esta hipótesis.
Compatibilidad “harto difícil”
La Oficina de Conflicto de Intereses ejerce las funciones correspondientes al régimen de incompatibilidades del personal al servicio de la Administración General del Estado, de sus organismos públicos y del sector público estatal. Según las fuentes consultadas, que se acepte la compatibilidad entre el trabajo al servicio del INGESA y el docente en la Facultad de Ciencias de la Salud es “harto complicado” debido a las condiciones laborales y retributivas de estos últimos, por lo que los responsables políticos siempre optaron por no llamar la atención sobre su duplicidad laboral.
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