Son vecinos del pueblo marroquí de Beliones, vecinos que toda su vida han entrado a Ceuta con sus permisos de trabajo cruzando el
puesto de la Guardia Civil a pie de
Benzú. Vecinos que se sienten discriminados porque, tras
el cierre de esas instalaciones debido a los desperfectos causados en la
última entrada de inmigrantes subsaharianos del pasado 30 de agosto, se les obliga a dar toda la vuelta y acceder a la ciudad por la frontera del Tarajal. Este jueves han llevado a cabo una particular protesta, a modo de sentada, en Benzú. Justo a la entrada del paso que durante tantos años han usado para mantener esa relación con Ceuta que ahora tantos perjuicios les está causando. Son, sobre todo, mujeres que trabajan en casas de la ciudad y hombres vinculados a labores de construcción. Todos con sus permisos de trabajo y todos con años de entrada a la ciudad autónoma por este paso debido a las relaciones que desde hace muchísimo tiempo mantienen España y Marruecos a través de este puesto. Por aquí pasaban siempre los trabajadores nacidos en Beliones y estudiantes que acuden a colegios de Ceuta. Los destrozos causados en el puesto de control llevaron a la determinación de suspender esas entradas hasta que la obra termine, provocando que los vecinos de Beliones tengan que dar toda la vuelta y entrar por la otra frontera, la del Tarajal, con los inconvenientes que esto les provoca.
Afectados y posible concentración
No entienden por qué no se les facilita el paso, cuando no son muchas personas. Y por qué no se busca alguna alternativa que sirva para tenérseles en cuenta debido a los problemas que tienen para poder cumplir con sus trabajos, temiendo que sus puestos de trabajo, todos regularizados, se pongan en peligro.
Y en medio de todo esto lo peor es la rumorología. Nunca oficialmente se dijo que se iba a cerrar el puesto de Beliones-Benzú, pero ahora están escuchando y leyendo de todo: que si nunca más se va a abrir, que si la obra es solo una excusa para forzar a que todos los trabajadores marroquíes entren por Tarajal… Pero a ellos nadie, en persona, les dice nada. Ni a ellos ni a los ceutíes que las tienen contratadas y contratados y a los que nadie les ha comunicado esta nueva situación. No se descarta que en las próximas horas pueda organizarse una concentración a las puertas de la Delegación del Gobierno para pedir una solución a este paso, normalizando la situación que afecta a los residentes en un pueblo con el que Ceuta ha mantenido siempre vínculos directos a varios niveles.