Ya no nos asombra. En el fondo tenemos lo que nos merecemos al entregarnos a una inacción absoluta ante el esperpento político mostrado en cada sesión plenaria. A esos que están ahí sentados los votamos nosotros y quienes insultan, menosprecian y se burlan de la mitad de la población obtuvieron el respaldo de un grueso de votantes que ahora tendrá que reflexionar si piensan igual que ellos, si avalan sus insultos, si también menosprecian a los musulmanes por serlo o si consideran que una mujer con hiyab lleva un disfraz.
Uno con su voto es responsable de muchas cosas, uno con su voto debe saber a qué opción política respaldar pero también tiene que ser consecuente y no cobarde con lo que defiende.
Ahí está el problema: que uno piense como estos cuatro elementos de Vox y por tanto los vote y respalde, pero de cara a la galería se ponga muy fino negando lo que estos ejemplares evidencian en sus intervenciones con sus ataques y comentarios.
Elementos que luego buscan recular diciendo que ellos no odian ni menosprecian a nadie, culpando a los demás por tergiversar sus palabras cuando la verdad se ejemplifica en cada uno de sus discursos, en esa diferenciación constante que hacen entre españoles puros y españoles de DNI, en ese afán por llevar a los plenos siempre lo mismo y sobre los mismos. Si fueran valientes, al menos aceptarían públicamente lo que son, pero optan por camuflarse hasta que rompen y quedan presentados en sociedad.
Ellos tienen un problema por su modo de pensar pero están ahí porque hubo quien les votó. Esos que les votaron son los que en vez de jugar a asombrarse en redes sociales, a censurar sus intervenciones o a renegar de determinados discursos tienen que hacer un ejercicio de confesión voluntaria sobre a dónde llevan los extremismos, las posturas radicales, los rechazos escondidos en discursos políticos. Porque llevan hasta el punto de menospreciar no solo a una mujer española, preparada y formada como Fatima Hamed a la que le acusan de ir disfrazada sino a todas las mujeres musulmanas que como ella optan por llevar hiyab. Parece que tuvieran que esconderse ante los desvaríos de quienes no aceptan más que a sus puros de DNI, a los falsos patriotas y a los que dicen que aman a Ceuta tanto como para terminar por reventarla. Ojo con quien mucho te quiere que te hará llorar.
Yo seguire votándolos
Yo también.