Volver; siempre vuelvo en Septiembre y aunque todo parece lo mismo ya nada es lo mismo.
Mañana dejaré la casa de mis padres en la que viví mi infancia y adolescencia mirando al cielo de palmeras y al río Vinalopó. Las habitaciones están empapeladas de recuerdos invisibles. Mis hermanos marcharon hace años y de ellos percibo imágenes que se desvanecen todos los veranos que retorno. La muerte de mi padre hace dos 5 de julio fue la ocasión para el reencuentro familiar y para decirnos, sin palabras, que de una manera u otra, pese al tiempo y al espacio, seguíamos unidos.
Veo en mi madre a todas las madres, la abrazo con la inmensa necesidad de retenerla conmigo, con la lucha para que nada ni nadie me la arrebate. Como he dicho, mi madre son todas las madres. Los besos, las caricias, las charlas son un bálsamo para soportar el dolor de perderla. Pintamos su vejez con la juventud de lo que fuimos cuando niños.
Vuelvo a Ceuta. Siempre vuelvo a esa Ciudad perdida enmedio de la nada para muchos compatriotas.
Volveremos a pisar las calles, a enfrentarnos con los problemas cotidianos. Volveremos a mirar cara a cara los asuntos siempre por resolver: los menores no acompañados que debemos reconocer siempre como seres humanos mal que les pese a los gobiernos de turno. Nos enfrentaremos a lo de siempre: el paro, la frontera cerrada con Marruecos que impide a miles de trabajadoras venir a ganarse el pan, la infinidad de conciudadanos vendiendo cupones recitando como un mantra el significado de las terminaciones.
Volveremos a las aulas con la totalidad de alumnos y volverán los protocolos: mascarilla, distancia, as
Limpieza de manos, toma de temperatura, pasillos en varias direcciones, claustros telemáticos y todo lo habido y por haber. Luego subiremos a los autobuses espetados de pasajeros e iremos unos encima de otros como si no hubiera un mañana.
Volverán los políticos de la asamblea a insultarse, nos resbalaremos en las aceras convertidas en pistas de patinaje cuando llueve, nos quejaremos de una ciudad atestada de basura según qué barrios, veremos las colas en los bancos que nos recibirán a cuentagotas y volveremos a juntarnos en los bares haciendo caso omiso al Covid que nunca se acordará de nosotros sino de otros anónimos vecinos. Los médicos nos volverán a atender por teléfono y la administración volverá a darnos cita previa para impedir concentraciones de más de tres personas; se ve que en los mercados la pandemia tiene prohibida la entrada.
Volver siempre a un destino que nunca es el mismo porque nosotros no somos los mismos. Volvemos para no llegar nunca, para ser, como el título de la famosa novela de Héctor Abad
"El olvido que seremos".
¡Se ve que es usted es una gran persona!
Se necesitas muchas personas como usted para arreglar este mundo, si es que todavía tiene arreglo.
Usted escribe muy, muy bien.