Con basura, muebles viejos, comida en mal estado, cristales rotos, chatarra o zonas quemadas. Así tienen que acceder a sus viviendas un grupo de vecinos de
la barriada de Hadú, ya que uno de los ciudadanos que allí viven ha convertido su casa, situada en el bajo del edificio, en un auténtico estercolero y en un problema de convivencia. Hakima, residente en ese edificio, muestra ya su cansancio ante lo que consideran un calvario que ha ido creciendo en los últimos días. Para llegar a sus domicilios, de la primera a la tercera planta, tienen que pasar por donde se encuentra este 'mini basurero' formado por el mencionado vecino, al que ya han denunciado ante
la Policía Nacional y por el que en la noche de este miércoles se tuvo que personar
la Guardia Civil. "Tenemos mucha mierda, mucho olor asqueroso, es insoportable vivir así", explica Hakima a este periódico. La situación alcanza ya un problema de salubridad. Cansados, acudieron esta semana, la noche del miércoles al jueves, a la Jefatura Superior de Policía a poner denuncia. En concreto, el hecho que ya colmó la paciencia de estos vecinos es que, cuando una vecina fue a salir con sus hijas de 7 y 12 años, se encontraron la entrada "toda llena de basuras y chatarra, esparcida por el hijo del propietario del inmueble". Tal y como se recoge en la denuncia, acusan a esta persona de ser "muy conflictiva, violenta, agresiva y consumidor de sustancias estupefacientes, quien tira basura y comida en la puerta de entrada, creando una situación insalubre para todos los vecinos, además de tener un perro de los considerados peligrosos a la entrada del inmueble, sin chip ni vacunas, temiendo que algún día pudiera atacar a algún inquilino o menores que viven en el edificio". Hakima, junto a otros vecinos, limpian la zona prácticamente a diario, pero vuelven a encontrarse horas después todo tipo de basura. Para subir a sus casas tienen que pasar por esa zona, por lo que el problema se hace más importante.
Como recoge la denuncia, los vecinos ya han avisado al presunto infractor para que retire todo lo acumulado "y poder salir con sus hijas". La respuesta fue "insultos y amenazas", cuenta Hakima, que explica que les emplazó a "quemar el edificio, creando con la chatarra acumulada un incendio". Así fue. Lo hizo "para posteriormente arrojar dos ventanas de cristal contra el suelo, esparciendo cristales por todos lados", explican. Con la ayuda de más vecinos, se consiguió apagar el incendio, pero el protagonista siguió con amenazas y la posibilidad de "hacer explotar el inmueble con una bombona de butano". En la Policía les emplazaron, a su vez, a llamar a Sanidad, pero estos vecinos estuvieron intentando contactar con ellos la mañana del jueves, sin éxito: nadie les cogió el teléfono. Por eso piden ya, de forma urgente, soluciones.