Vivas e Imbroda reclaman un pacto de Estado y una nueva Ley de Extranjería

La cumbre que durante los dos últimos días ha sentado en Melilla en torno a la misma mesa a los gobiernos de las dos ciudades autónomas concluyó ayer con un manifiesto en el que Juan Vivas y su homólogo Juan José Imbroda lanzaron un llamamiento unánime:

la necesidad de suscribir cuanto antes un pacto de Estado en materia de inmigración, en línea con la propuesta del Gobienro central, que incluya la revisión de la vigente Ley de Extranjería para adaptarla a las circunstancias actuales. Y también la exigencia a la UE de que se implique de forma más activa en solucionar un problema que no le es precisamente ajeno.
En la rueda de prensa ofrecida como colofón a la ronda de reuniones de ambos Ejecutivos, el presidente de Ceuta, Juan Jesús Vivas, y el de Melilla, Juan José Imbroda, desgranaron punto por punto los acuerdos alcanzados, vinculados en su mayor parte al fenómeno del flujo inmigratorio ilegal y cómo afrontarlo. En el documento que reúne las consideraciones y conclusiones de la cita incluso se llega a afirmar que el escenario en el que se ven obligadas a moverse ambas ciudades es “a veces insoportable”, de ahí la necesidad y urgencia de la cumbre. En su exposición, ambos mandatarios coincidieron en que las fronteras son “necesarias” y, por este motivo, tienen que ser “seguras y respetadas”, aunque no dudaron en resaltar que, ante el drama humano que supone la inmigración, lo que cabe es “solidaridad, compasión y actitud humanitaria”.
En ese contexto, tanto Imbroda como Vivas expresaron su apoyo y respaldo a la defensa fronteriza que desarrollan en las dos ciudades la Guardia Civil y la Policía Nacional, “en condiciones de extrema dificultad y de mucha presión”. La declaración no era casualidad, sino el refrendo de la posición que ambas administraciones han reiterado desde que los sucesos del 6 de febrero en la frontera de Ceuta provocaron, desde oenegés y partidos políticos de la oposición, duros ataques contra la labor de la Benemérita y la actuación aquella madrugada. Tampoco faltaron toques de atención a Bruselas: “No es un problema de las dos ciudades autónomas de Ceuta y de Melilla. Es un problema de Europa y, por tanto, se sobresale de nuestras posibilidades y de nuestros límites para convertirse en lo que es, un problema europeo”, no dudaron ayer en reclamar Vivas e Imbroda.
La colaboración con Marruecos, más aún tras los buenos resultados en la contención de las avalanchas que se ejerce al otro lado del perímetro fronterizo por parte de las Fuerzas de Seguridad alauitas, fue otra de las cuestiones que abordaron los dos gobiernos autonómicos en la cumbre. En ese sentido, incidieron en la necesidad de que el país vecino siga manteniendo su cooperación, sobre todo dirigida también a la lucha contra las mafias que trafican con seres humanos. Según subrayaron ayer ambos presidentes, la colaboración de Marruecos por ejemplo en 2005, el año de las principales avalanchas sobre todo en Melilla, fue “floja”, pero esa respuesta ha variado radicalmente y ahora Rabat está mostrando “una ayuda permanente”, tal y como ocurría ayer mismo cuando las autoridades marroquíes abortaban una aproximación a la valla de Melilla de unos mil subsaharianos.
Aunque reconoció no tener constancia oficial, Imbroda señaló que es posible que Marruecos esté haciendo “algo” en su territorio, junto a la valla de Melilla, que podría convertirse en un nuevo obstáculo más para frenar a los inmigrantes.
Durante su intervención, Vivas reclamó que se agilicen los traslados de inmigrantes desde Ceuta y Melilla a la península para que los Centros de Estancia Temporal (CETI) de las dos ciudades registren un número de acogidos equivalente al de su capacidad y no se vean desbordados. En palabras del jefe del Ejecutivo local, esta misma idea es también “válida” para los centros de menores extranjeros no acompañados, que también sufren las consecuencias de la presión migratoria.
Al respecto, el mandatario melillense apuntó que las ciudades autónomas rechazan la creación o ampliación de los CETI, sobre todo, porque los inmigrantes no quieren quedarse en Ceuta y Melilla, sino salir hacia la península u otros países de Europa. No obstante, los dos presidentes coincidieron en que poner remedio a esta situación pasa por trabajar en los países de origen de inmigrantes, donde deben implicarse de forma directa la Unión Europea y otras grandes potencias para su desarrollo.

Fiscalidad y empleo
Fue el tema estrella de la cumbre, pero los dos gobiernos analizaron otros temas más allá de la inmigración. Por ejemplo, se abordaron cuestiones de interés común vinculadas a la financiación autonómica, la fiscalidad y las políticas activas de empleo. Por ejemplo, Ceuta y Melilla respaldan la propuesta del PP en el Senado de los planes integrales que, entre otros aspectos, pretenden mejorar los accesos a las fronteras. También se apuesta por defender las peculiaridades de ambas ciudades en la revisión del sistema de financiación autonómica, de forma que se reconozcan sus singularidades, así como mantener el objetivo de mejorar los incentivos fiscales, en la línea de los avances logrados con el Impuesto de Sociedades. También se propone mejorar las políticas activas de empleo en la lucha contra el paro, sobre todo el juvenil.

“Nadie nos puede dar lecciones  de nuestra capacidad de acogida”

Durante su intervención para presentar las conclusiones de la cumbre, Juan Vivas insistió, al referirse a los acuerdos en materia de inmigración y las peticiones de implicación formuladas a la Unión Europea, en el ejemplo que dan a diario Ceuta y Melilla de “compasión y actitud humanitaria” ante un problema que viven y padecen tan de cerca. “Nadie nos puede dar lecciones a ceutíes y melillenses de capacidad de acogida, de solidaridad, de compasión y de actitud humanitaria”, subrayó el presidente ceutí. Es la tesis que el Ejecutivo local ha mantenido en los últimos años, más aún desde que la tragedia del 6-F colocó a la ciudad en el ojo del huracán cuando en realidad es víctima de la presión inmigratoria ilegal. Desde entonces, el discurso de la Ciudad ha sido el de asumir la tragedia personal que arrastran los miles de subsaharianos que intentan acceder a Europa a través de Ceuta, pero sin olvidar que no se trata de un problema local, sino de la UE, y que al llegar a suelo español los inmigrantes son tratados de forma humanitaria.

En el escenario de otro pase frustrado

A. G. ceuta
La cumbre celebrada en Melilla había reservado espacio a una visita de ambas delegaciones al perímetro fronterizo. La inmigración, que ha centrado buena parte de la reunión a dos bandas, ha convertido esos puntos de ambas ciudades en foco de actualidad, de críticas y de petición de búsqueda de soluciones. El presidente Vivas y los consejeros Bel y Abdeselam se acercaron hasta la zona que marca el límite con Marruecos para conocer de primera mano –con explicaciones del propio Imbroda, sus consejeros y los máximos responsables de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad–  las peculiaridades de unas infraestructuras que comparten con Ceuta el objetivo de contener el tráfico ilegal de personas y mercancías, pero que por su extensión y por la orografía también tienen grandes diferencias.
La visita se producía tan solo unas horas después de que, de madrugada, más de mil inmigrantes intentasen entrar en Melilla saltando la valla, una nueva avalancha que fue frustrada por el amplio despliegue de seguridad a ambos lados del perímetro. De hecho, ni siquiera pudieron acercarse a la alambrada. Las Fuerzas de Seguridad ya se habían percatado de que un importante número de subsaharianos se había ido concentrado cerca de la frontera. La alerta funcionó. El Ministerio del Interior tiene desplegados en Melilla en la actualidad cuatro equipos del Módulo de Intervención Rápida (MIR) del Grupo de Reserva y Seguridad (GRS) de la Guardia Civil, cada uno de ellos formado por una veintena de agentes. También cuenta con tres grupos de la Unidad de Intervención Policial (UIP), que suman 150 efectivos, y otros más de 200 antidisturbios encargados de intentar poner freno a las avalanchas para frenar las entradas.
Durante su intervención tras la cumbre, el propio presidente de Melilla, Juan José Imbroda, señaló que Marruecos está haciendo “algo” en su territorio para complicar aún más el acceso de los subsaharianos a suelo español. Se refería así a una nueva valla. No obstante, el gran obstáculo ayer fue el “sólido despliegue policial” ordenado por las autoridades alauitas, según informó la Delegación del Gobierno en Melilla. Fue lo que limitó a tan solo 30 el número de inmigrantes, de los más de mil que se aproximaban desde el monte Gurugú, que tuvieron éxito al intentar acercarse a la valla. El resto tuvo que desistir.
Melilla sufre una gran presión migratoria que ha desbordado incluso la capacidad de acogida de su CETI, más aún desde la pasada semana, cuando unos 500 inmigrantes de los más de millar y medio que iniciaron el asalto a la valla alcanzaron su objetivo. El centro acoge ya a unos 1.700 residentes, multiplicando la capacidad oficial, limitada a menos de 500. Delegación del Gobierno insiste en que se acelerarán los traslados, pero las salidas desde entonces no han llegado ni a 200.
Interior anunció hace días el refuerzo del perímetro con una malla antitrepa, más cámaras que detectan la presencia de calor y tres torretas nuevas de vigilancia.
 y nuevas cámaras térmicas, el de Marruecos ha empezado a construir su propia valla a escasos metros de la de Melilla. Desde la ciudad autónoma se pueden ver en algunos puntos las excavadoras que al otro lado están creando los agujeros en los que, supuestamente, irán anclados los pilares de su alambrada, que tiene una altura de apenas dos metros frente a los seis de la valla melillense para dificultar la llegada de inmigrantes en las zonas más sensibles.