Categorías: Política

Vivas defendió que la frontera no debe ser un lastre, sino una fuente de desarrollo

El presidente de la Ciudad Autónoma, Juan Vivas, señaló ayer en la conferencia pronunciada en ‘Forum Europa’ que la frontera, “antes que un lastre, debe ser una verdadera oportunidad para el desarrollo de la zona”.

Reclamó ante la presencia de tres ministros, entre ellos dos encargados de dotar de fondos a los proyectos que existen, una actuación que ha de ser integral, al objeto de abarcar el entorno urbano más próximo “un entorno manifiestamente impactado por el hecho fronterizo y caracterizado por la degradación urbana y la marginalidad social”.
Destacó que las cifras del flujo transfronterizo pueden dar pie a pensar que “el mismo beneficia exclusivamente, o en mayor medida a Ceuta, pero no es verdad, el balance de las relaciones transfronterizas beneficia mucho más a la zona marroquí. Es cierto, que el comercio de esta naturaleza representa entre veinticinco y el treinta por ciento de toda la actividad comercial de la ciudad, así como que el turismo de compras y ocio procedente de Marruecos ofrece esperanzadoras expectativas de crecimiento, pero no es menos cierto que, al otro lado de la frontera, son decenas de miles de familias que viven del mencionado comercio transfronterizo, también miles los trabajadores transfronterizos que encuentran en Ceuta su sustento diario, muchos los ceutíes que compran en  Marruecos y muchos los vecinos de la provincia de Tetuán que reciben en Ceuta asistencia hospitalaria y atención por parte de los servicios sociales”.
Y la frontera fue también la justificación para hablar en profundidad del tema de la inmigración, un aspecto esencial en estos momentos a la hora de defender la posición de Ceuta. Sobre este particular aludió el presidente de la Ciudad que no se duda nunca que “ante el drama de quienes huyen de la miseria, el hambre, la guerra, la persecución, atravesando mares y desiertos, padeciendo penalidades, y jugándose la vida en el intento, la reacción característica de los ceutíes, de las instituciones públicas, nacionales y locales, de la sociedad civil, y de los Cuerpos de Seguridad es de comprensión, compasión, solidaridad y actitud humanitaria, como debe ser”.
Señaló que no se pretendía dar lecciones desde Ceuta, pero que era un hecho cierto que la ciudadanía ceutí vive la inmigración en todas sus caras y manifestaciones con un alto grado de “capacidad de acogida, tolerancia y aceptación, incluso en los momentos de mayor tensión”.
Si mencionó que esa solidaridad, compasión, asistencia humanitaria a cualquier persona no es incompatible “con otro principio asimismo fundamental para nuestro modelo de convivencia: el imperio de la ley, también en materia de inmigración y fronteras”. Dijo en voz alta que se deben cumplir los procedimientos y normativa que regula la inmigración y medios suficientes y eficaces para garantizar la seguridad de las fronteras. Y puso el dedo en la llaga sobre los pensamientos que tienen algunos de eliminar esos controles, pues “aliviar los mecanismos para la contención y control de la inmigración irregular o ilegal, además de dar satisfacción a los intereses de las organizaciones mafiosas que trafican con seres humanos, conduce inevitablemente a una indeseable e insostenible división entre ciudadanos con papeles y ciudadanos sin papeles; al desarrollo de la economía sumergida; a la proliferación de bolsas de marginalidad y exclusión, con los riesgos que ello conlleva cuando esta adquiere rasgos raciales o culturales y a la generación de un caldo de cultivo propicio para la xenofobia y el racismo”.
Quiso aprovechar la ocasión para enviar un mensaje de apoyo a la Guardia Civil y al Cuerpo Nacional de Policía ya que, desde su punto de vista, “merecen el mayor de los reconocimientos y respaldo por la imprescindible labor que llevan a cabo en la vigilancia de fronteras, procurando que las mismas sean respetadas, que no se vean vulneradas por la fuerza o bajo presión; una tarea que realizan en unas condiciones de extrema dificultad”. Ofreció otro dato en relación a que el inmigrante que llega a Ceuta no quiere quedarse en la ciudad, ni siquiera en el resto de nuestro país, sino que su destino suele ser cualquier otro punto de Europa.
El jefe del Ejecutivo también insistió en que el problema de la inmigración no puede ser un asunto que afecte exclusivamente a zonas como Ceuta, Melilla, Sicilia y Lampedusa o a los países de tránsito, “sino que debe ser un asunto de todos. En consecuencia, se necesita y requiere la implicación de todos. Implicación para llevar a cabo una adecuada política de ayudas al desarrollo en los países emisores, dotándola de recursos suficientes; implicación para atender la necesaria colaboración de los países de tránsito; implicación para compensar los efectos negativos de la inmigración irregular en los territorios más directamente afectados por la presión, como es el caso de nuestras fronteras del sur. En suma, implicación para articular y llevar a cabo una verdadera política común de inmigración en la Unión Europea”.
Hizo una última reflexión en torno al fenómeno de la inmigración, al referirse a que el desafío que supone afrontar este fenómeno no puede generar dudas ni “acerca de la validez de los principios y valores que sustentan el edificio de la convivencia democrática ni de la defensa, sin fisuras, de la dignidad de la persona y de los derechos humanos; todo lo contrario, el reto debe incentivar la afirmación y fortalecimiento de estos valores, principios y convicciones”.
Con el añadido de que defendió que la solución al problema no puede apartarse del objetivo de alcanzar un mundo más justo donde la riqueza, el bienestar y las oportunidades estén repartidas de manera más equitativa entre las distintas áreas geográficas.

Vivas defiende que se ha logrado que Ceuta recupere años de retraso

El esfuerzo que se ha hecho para transformar Ceuta durante los últimos años “ha merecido la pena” recalcó el presidente Vivas en su discurso, “porque ha sido vital, aunque algunos cosas debieron hacerse mejor y algunas otras no hacerse, pero es innegable que, gracias a lo hecho, Ceuta ha recuperado años de retraso, se ha transformado”. Y puso algunos ejemplos como que el suministro de agua cubre las veinticuatro horas del día, que no se contamina el mar con el vertido de aguas residuales sin depurar, se cuenta con un moderno hospital universitario, la estación marítima ha visto mejorada sus instalaciones, se dispone de un helipuerto civil, la trama urbana se ha renovado y modernizado, se han aperturado nuevos establecimientos  (sociales, culturales y deportivos), se ha puesto en valor el rico patrimonio histórico, han memorado notablemente los niveles de calidad de casi todos los servicios básicos y se ha incrementado la dotación para gastos sociales. A ello le añadió que la superación del debate acerca del rango autonómico, la mayor presencia institucional en el ámbito nacional y en todos los foros y las respuestas contundentes cuando, en relación con asuntos fundamentales, se han necesitado, “generan un clima de confianza, seguridad y estabilidad. Confianza, seguridad que reciben un extraordinario respaldo con la visita de los Reyes, en noviembre de 2007”.
Reconoció ese esfuerzo del Estado hacia nuestra ciudad y echó la vista atrás para hacerse una pregunta en torno “ que da miedo pensar lo que hubiera sido de Ceuta si el mismo no se hubiera producido; da miedo pensar que hubiera sido de nuestra ciudad si hubiera continuado la actitud de desinterés y abandono característica de la segunda parte de la década de los ochenta y primer lustro de la de 1990, mejor no pensarlo”. Sin embargo, defendió que ese esfuerzo no ha sido suficiente para atajar el problema del paro estructural que existe “o mejor dicho, que no ha venido acompañado de un modelo económico capaz de generar empleo al ritmo que la creciente evolución de la población demanda; como consecuencia unos índices de pobreza y exclusión social muy superiores a las medias nacionales”. Si habló de que no es fácil luchar contra el paro, porque no es fácil potenciar la actividad productiva en un ámbito marcado por los condicionantes estructurales y donde hay que competir con el atractivo y cercano mercado peninsular, con los bajos precios y costes de Marruecos y con el paraíso fiscal de Gibraltar, “pero tenemos la firme determinación de seguir intentándolo, nos asisten poderosos argumentos, fortaleza y apoyos”.
Si reflejó de que se contaba con el inequívoco apoyo del Gobierno de la nación, “porque en unos momentos en los que España se ha visto obligada a realizar un esfuerzo de ajuste y consolidación fiscal como nunca antes habíamos conocido; Ceuta, por decisión del Gobierno de la Nación, no ha sufrido detrimento alguno, más bien todo lo contrario; ni en la financiación de la Hacienda local, ni en los incentivos económicos y fiscales, ni en las inversiones programas, ni en el sostenimiento de los servicios, ni en las ayudas e indemnizaciones destinadas a compensar los efectos de la extrapeninsularidad y otros condicionantes”.
Por ello, dio a conocer que gracias a esa sensibilidad reflejada en los Presupuestos Generales del Estado no se ha producido destrucción de empleo durante la crisis, aduciendo que el crecimiento del paro registrado ha sido debido al incremento de la población en edad de trabajar.
Además señaló que, en estos momentos, se están cumpliendo los objetivos de equilibrio presupuestario y deuda asumidos, no ha habido retrocesos en la calidad de los servicios básicos, ni reducción de empleo estructural en las administraciones públicas y han aumentado, de manera notable y en sintonía con las necesidades, las dotaciones para políticas sociales destinadas a los grupos sociales con más dificultades para afrontar esta época.

Unos condicionantes que nada más que tienen una similitud como es Melilla

En uno de los apartados, el mismo presidente vino a decir que aparte del problema de la inmigración, en nuestra ciudad hay más condicionantes que reflejan la diferencia con otros territorios, salvo el caso de Melilla y enumeró la extrapeninsularidad, la escasez de recursos naturales, el reducido tamaño del mercado de bienes y servicios, la alta densidad de población, los elevados precios del transporte marítimo y las dificultades para normalizar las relaciones económicas y comerciales con el país vecino, entre otros.
Por ello comentó que estas dificultades producen dos consecuencias relevantes, por un lado el notable peso de las administraciones públicas en el conjunto de la actividad y el empleo, por causa del esfuerzo adicional que, necesariamente ha de realizarse para alcanzar unos niveles de calidad en los servicios públicos equiparables a los del resto de nuestro país  y la segunda la debilidad de un tejido productivo incapaz, por razones objetivas, de superar los mencionados condicionantes.

cedida La ministra Pastor fue la que presentó al presidente Vivas.

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