Viva la autocrítica del presidente de la AD Ceuta

La AD Ceuta cerró el pasado fin de semana la temporada con un humillante 1-5 ante el Badajoz en el Alfonso Murube.
Los ceutíes concluyeron un curso desastroso en la decimocuarta posición, la peor clasificación en las catorce temporadas que suman en el grupo cuarto de la Segunda División ‘B’.
El peor registro se había producido en la 06-07 (undécimos) hasta que hace ocho días el equipo de Sergio Lobera, desmotivado y abandonado a su suerte, sucumbió con estrépito ante el conjunto de Jesús García Villatoro, cedido este curso por la Asociación al Badajoz, y perdió dos puestos en la tabla.
El presidente del club blanco dio por fin, al inicio de esta semana, señales de vida.
José Antonio Muñoz repitió el numerito de hace seis años cuando decidió romper el silencio en la Cadena Ser (“hablo en este medio de comunicación porque es imparcial”, dijo en aquella ocasión, dando a entender que el suyo no lo era) para defender su gestión deportiva y económica en los nueve años (dos en Tercera División y siete en Segunda ‘B’) al frente de la AD Ceuta. Al igual que hizo el pasado lunes en RTVCE, empezó a sacar papeles y más papeles para explicar su mandato.
No tuvo ningún reparo en reconocer que cuando se marchó en el verano del 2005 (o mejor dicho fue ‘invitado’ a dejar la presidencia de la AD Ceuta) dejó una deuda de 1.457.560, 04 euros.
Muñoz defendió que sus cuentas habían sido entregadas en el Instituto Ceutí de Deportes y auditadas por la prestigiosa empresa Ernest & Young.
También criticó con dureza a la persona que le relevó en el cargo de presidente (Ernesto Valero) por tratar de justificar los malos resultados deportivos con la situación económica que había heredado.
De hecho, la Ciudad Autónoma debió intervenir para evitar el descenso administrativo a Tercera División y la más que probable desaparición del club.
De los 175 millones de pesetas de subvención, cincuenta tenían que ser destinados al plan de saneamiento que se puso en marcha para hacer frente a la cuantiosa deuda.
En el programa ‘Club Deportivo’ de la tele pública Muñoz, visiblemente nervioso, apareció con muchos papeles y un discurso preparado para justificar su gestión deportiva y económica en las dos últimas temporadas.
Arremetió contra todo y contra todos (“la gente no tiene ni puta idea”, soltó sin rubor) y lo que es más grave: ni hizo autocrítica ni asumió responsabilidad alguna tras un mandato preñado de errores y con el equipo al borde del k.o. por las seis nóminas pendientes a los futbolistas.
Sólo al final de su intervención, que superó la hora, pidió disculpas a los aficionados que han acudido esta temporada al estadio.
Una vez más utilizó un discurso ‘victimista’ y denunció que se ha encontrado “con muchas mentiras, falsedades y zancadillas”.

La culpa de la Ciudad
El presidente de la AD Ceuta quiso echarle el ‘muerto’ a la Ciudad Autónoma y subrayó que pase lo que pase continuará al frente del club la próxima temporada.
Resulta evidente que José Antonio Muñoz no quiere pasar a la historia del fútbol caballa como la persona que regía los destinos de dos clubes (Agrupación y Asociación Deportiva Ceuta) que desaparecieron por impago a los jugadores en un período de 21 años.
Cuando Muñoz regresó a la AD Ceuta para devolverle la ilusión al aficionado y conseguir el ascenso a Segunda División ‘A’, conocía perfectamente que el club arrastraba una deuda superior al millón de euros y que en tiempos de crisis económica la Ciudad podía recortar la subvención.
En la 10-11 ya se produjo un ‘tijeretazo’ significativo, pero Muñoz fichó un director deportivo (Julio Peguero), tres entrenadores (Joao de Deus, Andoni Goikoetxea y José Ángel Moreno) y un gran número de jugadores procedentes de la división de plata con un alto caché muchos de ellos.
Fiel a su estilo, confeccionó un plantel por encima de las posibilidades económicas de la entidad para pelear por el ascenso. La AD Ceuta acabó sexta y debió conformarse con el premio menor de la Copa del Rey.
Precisamente en el torneo del k.o., que el Ceuta disputó por el quinto puesto de la última temporada de Felipe Escane, los ceutíes quedaron emparejados la pasada campaña con el FC Barcelona, tras superar tres eliminatorias a partido único, y gracias a la visita del equipo de Pep Guardiola al Murube se presentó un superávit en la última asamblea de socios y abonados.
En la campaña recién finalizada, la subvención sufrió otro recorte quedándose en 700.000 euros, de los cuales trescientos mil debían ser destinados al plan de saneamiento.
El presidente del Ceuta deslizó su malestar y los voceros de turno fijaron el objetivo en la permanencia en Segunda ‘B’.
El fichaje de Sergio Lobera y todos sus hombres de confianza en el CD San Roque: el director deportivo Manolo Santana, el segundo entrenador, el preparador físico y el fisioterapeuta, era inviable así como la llegada de los futbolistas (Pau Torres, Germán, Alex Hornillo, Julio de Dios, Diego Segura…) que estaban en la lista del técnico aragonés.
Pero al presidente del Ceuta se le ocurrió la brillante idea de llevarse el equipo a la provincia de Sevilla para ahorrarse un dinero significativo y hacer un equipo competitivo, con garantías para terminar entre los cuatro primeros.
Muñoz, que sabe de fútbol más que nadie en esta ciudad, estaba convencido de que la AD Ceuta estaría luchando por el play off de ascenso y el Gobierno de Vivas acabaría incrementado la subvención como ya había hecho en otras ocasiones.
Pero en el fútbol dos y dos no son siempre cuatro y el Ceuta, pese a su atractiva apuesta por un fútbol elaborado donde no se dan pelotazos, llegó bastante rezagado en la clasificación al parón invernal.
Aún quedaban partidos para reaccionar en un grupo cuarto bastante asequible, pero el ambiente empezó a enrarecerse cuando la plantilla acumuló varias nóminas pendientes.
Los futbolistas ni cobraban ni recibían explicaciones por parte del presidente.
Muñoz sólo se presentó una vez en San Juan de Aznalfarache para frenar, echándole la culpa al supuesto incumplimiento de la Ciudad, la rueda de prensa que los futbolistas habían decidido dar en Ceuta para denunciar la penosa situación en la que se encontraban.
En el tramo final de la competición la plantilla se ha sentido más sola que nunca, en algunos partidos a domicilio no había ni un solo directivo entre los expedicionarios, en los entrenamientos carecían hasta de agua mineral.
El plantel lo ha pasado muy mal y lloverán las denuncias en la Asociación de Futbolistas Españoles.
La pelota está en el tejado de José Antonio Muñoz que el pasado lunes se la pasó a la Ciudad Autónoma, pero Juan Vivas manifestó esta semana en varios medios que todos los compromisos adquiridos con la AD Ceuta han sido cumplidos y no pueden patrocinar casi en exclusiva un equipo de fútbol profesional con la situación económica que estamos padeciendo.
Todo apunta a que el Ceuta, el primer representante deportivo de la ciudad, perderá la categoría el próximo 30 de junio por moroso (esta temporada se adelanta un mes el plazo para que los clubes se pongan al día con los futbolistas) y ya veremos si es viable la continuidad del equipo ceutí en la Tercera División.