Casi cinco décadas dedicadas al comercio echan el cierre en la Galería Ibáñez de Ceuta. En esta ocasión ha sido la tienda de videojuegos y bazar Virginia la que no ha podido soportar la presión generada del descenso de compradores y el auge de las grandes superficies. Las multinacionales, las franquicias, las compras online... Todo ha influido.
Y es que es un sentir general, en los últimos años, que el comercio local de Ceuta está sufriendo una de sus peores épocas. La llegada de las franquicias y los problemas que se mantienen en la frontera son dos de las principales causas que están empujando a muchos de estos locales del centro a cerrar.
“Con respecto a la frontera, antes venían muchos clientes asiduos de Marruecos que hacían sus compras y nos dejaban dinerito aquí en Ceuta, no sólo en videojuegos, sino en todo, y eso ha bajado y está parado. Llevamos cuatro o cinco años que es cuando se ha notado la crisis”, cuenta Juan Joaquín Toro, dependiente de este negocio desde hace casi 20 años.
En todo este tiempo, y en especial en los últimos años, ha sido cuando se han resentido de este descenso progresivo de la llegada de clientes marroquíes, especialmente los que llegaban en los periodos vacacionales, como puede ser ahora en verano, y que ha terminado por finiquitar un negocio que ha visto crecer a varias generaciones y que supo reconvertirse en su día para tener lo último en sus estanterías. Juan recuerda cómo le ha vendido videojuegos a niños que luego, con el paso del tiempo, han llegado con sus hijos, continuando lo que para muchos era una tradición: ir a ‘Virginia’ a comprar el último juego.
Por ello, para muchos ceutíes se convirtió en un comercio mítico en el centro, en el que más de uno deseó algo de lo que mostraban sus escaparates o recibió algún regalo que provenía de ‘Virginia’. Porque una cosa tienen clara en esta tienda y es que el trato al público y el cariño que dan los comercios de toda la vida, no lo puede llegar a ofrecer una gran superficie.
“Esto empezó como un comercio de bazar, como todos. Llegando los años 80 empezaron los primeros videojuegos, esa pelotita y raquetita de ping pong que había, y ahí empezó el boom de los videojuegos”, recuerda el dependiente con especial cariño. Entonces no se podían imaginar toda la industria que vendría después, la misma que al ritmo vertiginoso de su crecimiento le ha terminado por pasar factura. Gracias a esta reconversión, ‘Virginia’ supo adaptarse a los tiempos, pero en esta ocasión la presión ha sido más fuerte y la misma industria por la que apostó en su día, ha terminado por darle la última estocada.
Lejos queda ya de la Sega Mega Drive o la Game Boy que en su día era el deseo de todos los chavales -y no tan chavales- de la época y que volaban de las estanterías de ‘Virginia’. Reconocen que ahora ya no es posible competir con el volumen de ventas que puede tener una multinacional. Llevan sobreviviendo a duras penas varios años, como muchos otros locales del centro, hasta que han decidido terminar con la actividad.
Desde hace casi dos meses comenzaron con la liquidación del género que les quedaba. Los productos más novedosos fueron los primeros en salir, pero aún quedan muchos artículos que son “grandes oportunidades”, sobre todo para los coleccionistas. “Tenemos juegos de la Nintendo DS antigua, que hago un llamamiento a los coleccionistas para que echen un vistazo”, aprovecha Juan, ya que creen que septiembre será su último mes que estarán de cara al público.
Una oportunidad para los coleccionistas y para los clientes de toda la vida de este mítico establecimiento del centro, a los que ‘Virginia’ quiere agradecer esa fidelidad que han mantenido durante tantos años. Recuerdan con especial cariño muchos días de Reyes, Navidades y cumpleaños, en los que los clientes de toda la vida y los nuevos eran recibidos con los brazos abiertos.
Es este comercio próximo de Ceuta, el de toda la vida, el que está desapareciendo, muy a pesar de todos estos pequeños emprendedores que en su día pusieron todo el empeño para abrir su propio negocio y que ahora ven cómo se les da más facilidades a una franquicia o gran superficie, antes de promocionar lo local.
Para todos los que trabajan en esta tienda que ahora ve el ocaso de su vida, creen que su cierre, como el de muchos otros comercios, debería servir como un “toque de atención” al Gobierno, que está viendo cómo las tiendas se siempre echan la cortina, dejando vacía a Ceuta de ese comercio tradicional que forma parte de su propia historia.
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