Hace unos días me comentaba un amigo que su hijo había decidido jugar al fútbol y que personalmente prefería que continuara con otras actividades deportivas que practicaba. Su razón estaba cargada de fuerza, porque el ambiente de deportividad, compañerismo y ejemplaridad del fútbol no es comparable con otras actividades deportivas, empezando por los propios familiares que acompañan a los pequeños al campo de juego.
Las trifulcas, peleas o insultos que se dan en los estadios de fútbol no se dan en otras competiciones deportivas como el atletismo, baloncesto, ciclismo por poner un ejemplo. Peleas o insultos entre familiares, deportistas o simpatizantes y no solo en competiciones de alto nivel, también en competiciones provinciales. Sin embargo, dicho esto, también es verdad que estos comportamientos incívicos no ocurren solo en nuestro país, se dan por igual o mucho más en otros países.
Estas circunstancias que rodean al fútbol las conocen mejor que nadie los jugadores que, en algunas ocasiones, con su comportamiento en el campo provocan que los seguidores más radicales saquen a pasear su peor repertorio en los estadios y fuera de ellos. Sin embargo, nuestro país no es precisamente de los más destacados en esta negativa situación.
Por esta razón me sorprendió las declaraciones de Vinicius Jr. en la cadena estadounidense CNN, donde manifestó que “si en 2030 las cosas no han evolucionado creo que el Mundial tendrá que cambiar de lugar. Espero que España pueda entender lo grave que es insultar a una persona por el color de su piel”. Lleva razón que es muy grave insultar a una persona por el color de su piel, pero entonces me pregunto ¿dónde se puede jugar el mundial? ¿en qué campo o país no existen estos energúmenos?
Vinicius se equivoca en señalar a España, porque nuestro país no es el problema, el problema es el ambiente que rodea al fútbol y ocurre en este deporte a pesar del esfuerzo de los clubes y las distintas administraciones en educar y aislar a estos energúmenos que antes de meterse con el color o la condición sexual de un futbolista han roto el mobiliario, han lanzados sillas y todo lo que se encuentran contra los simpatizantes del otro equipo.
Ese es el ambiente que desgraciadamente rodea al fútbol en algunos partidos y países y que Vinicius Jr. se olvidó de comentar en la CNN.
Está bien que los futbolistas profesionales denuncien el racismo y luchen en vetar o aislar a los ciudadanos racistas o países que no respetan los derechos humanos, pero España es un ejemplo de país garantista, aunque desgraciadamente el fútbol se ha paseado por lugares donde escasean estos derechos y sus protagonistas han guardado silencios cómplices mientras daban patadas al balón por un puñado de dólares. ¿Eso no lo denunció Vinícius?
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